viernes, 12 de julio de 2013

Turistas

Nuestras vacaciones van llegando a su fin. Aprovechando la visita de los padres de Pau, alquilamos una furgoneta y fuimos a descubrir los alrededores de Trondheim. 

A un par de horas de aquí, se divisa el pueblo de Røros. De tradición minera, conserva aún restos de la explotación de cobre.


Asimismo, también hay algunas casas de época que se pueden visitar, y que hacen las delicias de los niños. Es curioso, porque los techos son bajitos y las puertas pequeñas.



Es un pueblo turístico, pero la calle oficial de las tiendas está hecha con gusto. Se pueden encontrar prendas y detalles realmente bonitos. Y también los típicos trolls.




Otro día hicimos ruta por una carretera panorámica, donde pudimos disfrutar de unas vistas preciosas de algunos fiordos. Luego parada y fonda. Comimos unos bocatas, y disfrutamos de la tranquilidad de estar junto al mar.


E incluso pudimos ver la llegada de un pescador con un par de peces recién pescados.



Aparte de la fortaleza de Kristiansten, hemos visitado una isla que hay a pocos minutos de Trondheim. Se trata de Munkholmen. En toda su historia ha tenido tres usos, prisión, fortaleza y monasterio. En la actualidad, es una excursión popular entre la gente de la ciudad y los turistas. Hay un barco que hace salidas cada hora desde Trondheim. Los niños estaban muy emocionados de navegar por el mar. Y como el viaje apenas dura un cuarto de hora, no da tiempo a que nadie se maree.

Las noches parecen más oscuras por las nubes, pero aún sigue habiendo mucha luz. Por cierto, en muchas casas noruegas dejan un hilo de luz por la noche durante todo el año. Durante siete meses al año, las temperaturas son muy bajas y nadie podría sobrevivir durmiendo en la calle. Por ello, si alguien se encuentra en un apuro puede llamar al timbre de la vivienda iluminada.

¡Buen fin de semana!











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