domingo, 4 de diciembre de 2016

Mezcla de culturas

Las fiestas navideñas se acercan y Trondheim está llena de luces tanto en las casas de toda la ciudad como en las calles del centro. La fiesta de la encendida del árbol de navidad fue bonita. Muchos vecinos bailando alrededor del  árbol y los chicos paseaban, orgullosos, con sus antorchas. Vamos...que hasta los briks de leche tienen espíritu navideño en la ciudad.


Tuve la oportunidad de ir al teatro y ver una obra navideña con mis compañeros de las prácticas. La obra, Juleevangeliet, una sátira del Evangelio. Muy recomendable. 



Sí, sí, conseguí entrar en prácticas en el Ayuntamiento de Trondheim. Me siento feliz. Estoy trabajando en temas de vivienda, salud y bienestar social desde hace un mes y medio. Mis compañeros de trabajo son muy majos. Me invitaron al julebord o cena de navidad. Divertida y con quiz incluído. 

Esta semana también cumplí un año más. En el trabajo y en el grupo de mujeres fue bonito. Y se me ocurrió hacer varias manualidades con los chicos. Pintamos velas. Y hoy nos hemos lanzado con un  Tió de Nadal casero con los troncos que tenemos para encender el horno de leña.  

Para que los que no sepáis de que se trata, el Tió de Nadal es una tradición catalana y aragonesa. Es un tronco al que se le dibuja un rostro y se le pone una barretina (sombrero típico catalán de color rojo y negro) Además se le cubre con una mantita para que no pase frío.


Los niños alimentan al Tió de Nadal durante algunos días en diciembre. Y el 24 llega el gran día. Se coge un bastón y al son de una canción típica se le da algunos golpes para que cague regalos. Luego se levanta la manta para ver que ha cagado. Tal como suena. Puede parecer escatológico a los ojos de algunos, pero es una tradición muy apreciada y bonita de mi tierra (pinchad aqui para ver un vídeo casero)

Se celebra en las escuelas, con la familia y con los amigos. Los regalos del Tió de Nadal son sencillos. Dulces, turrón, galletas, chocolate, frutas, calcetines, calzoncillos, productos artesanos son algunos ejemplos.  Aunque con los tiempos modernos, en algunas casas este entrañable tronco trae regalos enormes. Yo prefiero mantener la tradición. Lo sencillo es lo mejor.

Hoy preparando el Tió de Nadal con mis hijos ha sucedido algo curioso. Al dibujar los ojos le acerco la pintura de color negro a mi hijo pequeño y me dice: "No mamá, le voy a pintar los ojos azules"



Y después le ha dibujado una barba noruega, pero verde, y lo ha customizado con diferentes colores.  Al menos la barretina se ha salvado. 


Eso me ha hecho pensar que mis hijos sienten su hogar en al menos dos partes del mundo, igual que yo. La mezcla de culturas es posible y pienso que muy hermosa y enriquecedora. Y por qué no decirlo...divertida.