domingo, 21 de enero de 2024

Como en un cuento medieval

Como en un cuento de la Edad Media. Rodeados por altas murallas y escuchando el murmullo del río. Nos encontramos en Albarracín. Un pueblo con mucha historia y una ubicación privilegiada. Espectacular tanto de noche como de día.

Ese fue el destino principal de una escapada viajera el pasado mes de noviembre. Todo ello tras un fin de semana familiar en Barcelona (gracias a todos), y una pequeña estancia en mi amada Villafranca del Cid.

                                        Bajando a la casa de las conchas en Villafranca

                                           Cerca de Villarroya de los Pinares

Ventajas de viajar fuera de temporada es la tranquilidad que se respira. No tiene precio. Como base, la Posada del Adarve, recomendación de una compañera de mis días de estudiante. Me encanta como las casualidades te hacen recuperar el contacto con gente bonita, y conocer a otras personas. Y es que Loles nos atendió a las mil maravillas.

 
  Vistas desde la habitación de la posada

Desde allí callejeamos y disfrutamos de buenas vistas. Descubrimos una biblioteca pequeñita y un horno de leña que estaba justo encima de la posada. Os podéis imaginar lo feliz que me hizo. El aroma del pan recién hecho y los libros. Así huelen mis sueños.

También hubo tiempo para una excursión en la zona, en el barranco de la Hoz. Con aguas verdes y un paisaje de lo más dramático.

Nos dio por hacer de cabras montesas un ratito y topamos con pequeñas grutas y un molino antiguo en el camino.


La noche antes de partir hacia nuestra siguiente destinación fuimos a un restaurante. Con un menú degustación para chuparse los dedos. Todo productos locales. Hasta nos pusieron trufa recién recolectada en la zona.

Valencia fue la siguiente parada. Tiene una vida tremenda y no faltaron unas tapitas en la plaza del mercado. El aperitivo perfecto antes asistir al concierto de Blaumut. Se me saltaron las lágrimas en algunas canciones.  Emociones a flor de piel. La música es una de mis grandes aficiones. 

Por la mañana nos tomamos unos churros con chocolate y visitamos el mercado. Me encantan los colores, las texturas y la algarabía de las paraditas. Pedir el turno y deleitarse con todos los manjares. No hay maleta suficiente para llevarse tanta ricura.

Luego vamos que nos vamos para Almassora. A visitar a mi tío Paco. Nos invitó a un aperitivo para chuparse los dedos. Lo mejor: la compañía y todas las historias que nos contó (muy agradecidos por tu hospitalidad, tío)

Más tarde nos acercamos al cementerio donde está enterrado mi abuelo materno. También muchos sentimientos y buenos recuerdos. Mi abuelo Pepe nos consentía lo que queríamos y más. Lo recuerdo con enorme cariño.

La última parada, antes de regresar a Barcelona de nuevo, fue en la zona de Terra Alta. Concretamente en los pueblos de Miravet y Tivissa. Las viñas, los cactus, los pajaritos y toda la historia allí. Me sentí como en Nissaga de Poder para los que recordéis la serie.

                                                 Vista general de Miravet
 
                                                 La vida en Miravet en otros tiempos

                                                  Un paseo alrededor del agua

Tras ocho días de vacaciones  llegó el turno de regresar a mi otro hogar. Estamos a 12 de noviembre del 2023. Temperaturas bajo cero, cielo de colores y por la noche, aurora boreal.

Hasta la próxima