jueves, 19 de octubre de 2023

De mirlos, ovejas y otras historias

Sábado 7 de octubre del 2023. Amanezco como una sopa. No lo puedo creer, pero otra vez he cogido una galipandia de aúpa. Intento aplicar las técnicas de relajación que aprendí en un retreat en Storlien el pasado septiembre. Fue un fin de semana muy enriquecedor con yoga, meditación, baile, paseos y buena comida. Además de otra gente que no conocía de antes, y que resultó ser bonita. Un autoregalo para seguir cuidando el amor propio.

Blosmterstigen o el camino de las flores en Storlien es un trayecto creado con finalidades curativas. Suecia tambien apuesta por la naturaleza como "medicina verde"

Congestionada me siento en el sofá. A través de la ventana se oye algo. Me asomo. Allí están los mirlos de color negro, a montones, cosechando todos los frutos del azarollo que alcanzan.

Es hermoso el contraste del tono azabache de las plumas del pajarillo con el escarlata de los frutos en su pico. Me recuerda a mi conjunto estrella de salir de marcha de joven. Camiseta roja con pantalón negro. 

De repente observo una letra "v" en el cielo. Las ocas, escandalosas, se dirigen hacia el sur. Abro mi cuaderno de escritura mindfulness y anoto algunas palabras clave. Registro todas las impresiones para cuando pueda escribir en el blog sin tanta congestión, tos y mocos como tengo hoy.

La foto no es muy buena pero es fascinante ver las formaciones que llegan a alcanzar las ocas al partir de Noruega.

Todo ese ajetreo sólo puede indicar una cosa. Que el otoño se está consumiendo. El invierno está al caer. De hecho ya hemos tenido alguna mañana con un pelín de escarcha.

El pasado jueves me apresuré a recolectar algunas patatas de nuestra huerta. La mitad por el momento. Si se congelan, no valen un pimiento. Salieron dos carretas y tienen buen tamaño. 

El final del otoño también conlleva decisiones difíciles en la granja. Hoy Nortura ha recogido a cuatro carneros y dos ovejas (que nacieron el pasado abril) para llevarlos al matadero. Queríamos hacerlo en casa, pero el tema del tejado nos ha absorbido mucho más tiempo del que creíamos.

Nos devolverán una parte en dinero, carne de dos ovejas para consumo propio y pieles para sentarnos. Serán de lo más útil cuando llegue el frío que pela. Por último la carne de los machos será para vender en las tiendas. Nos hemos quedado a dos ovejas de la nueva generación, Lakris (significa regaliz en español y es la oveja negra) y Bolledeig (se puede traducir como "masa de bollo" y es muy blandita)

                                                 Pepper a la izquierda con su hija Lakris a la derecha.

                                       Bolledeig es multicolor y un poco pilla.

Ahora sólo falta esperar la llegada de Guapo en noviembre - diciembre. Guapo está en un campus de machos desde el mes de mayo. Como lo oís. En una granja a veinticinco minutos de casa en coche. Allí aguarda a que llegue el momento de reunirse con sus ovejas en nuestra granja.

                                       Menuda pandilla. Guapo es el que tiene cuernos.

Una mujer mayor ya jubilada regenta el establecimiento y les echa un vistazo cada día. Una o dos veces al mes vamos a echar una mano con los carneros allí. Es un voluntariado conjunto entre varios granjeros. Divertido que hayamos podido formar parte de este proyecto.

  Hasta la próxima.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Contigo, pan y cebolla

Después de un fin de semana de árduo trabajo, sacando todas las tejas del granero junto a Asbjørn, su prima y su marido, las agujetas no tardaron en llegar. Sarna con gusto no pica. Nos lo pasamos muy bien y me sentí de lo más útil apilando las tejas en montoncitos. Lo celebramos con una cena en el restaurante tailandés del pueblo. Buenas porciones y un lugar auténtico.


En plena resaca de "Lidia es una super obrera" me puse enferma. Un constipado se ha agarrado fuerte a mis pulmones y desde el domingo que no estoy fina. Hemos caído uno detrás del otro  en casa y a mí me ha tocado la última. Mejorando, eso sí.

Por si éramos pocos, parió la abuela, y Zeus nos obsequió con varios días de lluvias fuertes. Todo ello con la consiguiente inundación del granero y los trabajos pertinentes para apaciguar los daños. Pero hoy ha salido el sol y la canción de "Oh, happy day!" ha sonado como un resorte en mi cabeza.

El mayor ha amanecido muy contento. Partía hacia Oslo con motivo del viaje que hacen el último año de escuela. Daba gusto verlo. Yo he salido al jardín con mis clínex, mi jersey rojo de lana y  una delicia de libro - Pan de limón con semillas de amapola. Además los carpinteros han podido venir para empezar a trabajar con el nuevo tejado.

Luna me ha venido a visitar mientras leía al solecito. Se dejaba acariciar haciendo todas las posturitas posibles. Me ha camelado por completo. Cuando ya llevaba un buen rato leyendo, he ido a los arbustos y me he saciado con grosellas y zarzaparilla negra.  Las ovejas, curiosas, se acercaban y una mariquita se divertía recorriendo mi mano izquierda.

También he picado un poquito de injera que preparé ayer  (ni enferma sé estar quieta) El pequeño me ayudó a despegar cada pieza de pan etíope de la sartén. Me enseñó su truco. "De algo me ha de servir saber hacer pannekaker mami", me dijo.

Anoche nos acostamos todos temprano. Escuela y viaje al día siguiente. Asbjørn y yo exhaustos con tanto virus e inundación en el granero. La última semana ha sido muy intensa. Me metí en la cama, me abracé fuerte a él, y pensé: Contigo, pan y cebolla. Y caí dormida.

 

Hasta la próxima

viernes, 18 de agosto de 2023

La montaña huele a miel

Barro en los zapatos. Subidas y bajadas. Arroyos. Nubes a todas las alturas. Los zumbidos de las abejas en los arbustos ericáceos. Estamos de excursión en una montaña noruega. Con las mochilas, los carrillos encendidos por nuestros pasos, y las ganas de descubrir mundo.

Ponemos la tienda de campaña y encedemos la cocinita sueca. Muy práctica. El pequeño abre con entusiasmo el paquete de carne de reno y lo calentamos. Lo cocemos con nata líquida y lo ponemos todo, aderezado con pimienta y sal, dentro de pan de pita. Voilà. Una cena sabrosa.

 
Los vasitos de colores de la foto (snyltekopp) son económicos, plegables y de lo más práctico para ir de excursión

Una libélula parece interesarse por lo que hacemos. ¿Sabíais que en noruego se llaman "øyenstikker"?  Significa "la que pica en los ojos". Aunque puedo constatar que son de lo más pacíficas y elegantes.

De repente las nubes se cruzan y todos corriendo hacia la tienda. Chaparrón gordo al canto. Jugamos a cartas y comemos chocolate y chucherías dentro, mientras las gotas de agua  se pelean por entrar en la tienda sin éxito. 

Poco a poco las piezas del paisaje se recomponen de nuevo. Vamos a dar un paseo.  Como si de un cuento se tratara, observamos ranas y sapos saltando, y escondiéndose cuando notan nuestra presencia.

Estas flores  - de la familia de las ericáceas - dan el sabor  y el aroma a una de las mieles más apreciadas en Noruega (lynghonning) Ni los anfibios se resisten.

                                     Quien la sigue la consigue. Ambas fotos son de Adrià. 

Bajamos hasta el lago. Está teñido de verde, nenúfares y tiras de hierba lo decoran, y los colores del arcoíris lo iluminan todo. Como si de una verbena se tratara.  Naturaleza y buena compañía, ¿qué más se puede pedir?

Se confirma el tiempo de la región en que vivimos: sol y lluvia, lluvia y sol. Todo en un mismo día. Fascinante. Pese al olor de antimosquitos que echo, mi pelo enredado y el cansancio en los pies, siento lo que los griegos llamaban eudaimonia

La puesta de sol.  Un ratito de lectura dentro del saco. Duermo como un lirón. Calentita. Y la montaña huele a miel. 



sábado, 1 de julio de 2023

Se dice pronto: Diez años en Noruega

31 de mayo de 2023. Se dice pronto y ya han pasado diez años desde que empezó nuestra vida en Noruega. Hipp, hipp hurra! - que se dice por aquí en los festejos. 

Como le decía a Arnau el día de su confirmación, se me dibuja una sonrisa en los labios cuando recuerdo nuestros helados y horchatas en la Jijonenca de Sants, y los castillos que hacía en el arenal del parque en las calurosas tardes de verano en Barcelona. Y...

¿Quién nos había de decir que algunos años después aprenderíamos noruego, disfrutaríamos de un baño en un lago frío, daríamos saltos de alegría cuando un pez muerde el anzuelo, o nos parecería divertido hacer salchichas en una hoguera en el bosque mientras nieva, verdad?

                     Haciendo los pajaritos hace tres semanas en un riachuelo cerca de casa

Quizás esa es una primera aproximación de lo que representa emigrar y encontrar tu hogar en otro país. El estar abierto a lo nuevo y diferente, sin juzgar. Y con eso me refiero a la gente, la comida, las costumbres por poner varios ejemplos. En todo este tiempo, si una cosa me ha quedado grabada es que lo que nos hace diferentes, nos hace únicos. 

La frase "nunca digas nunca jamás" se ha cumplido a rajatabla. Recuerdo perfectamente cuando yo aseguraba que nunca iba a dormir en algo que no fuese una cama con cuatro patas. O que no sé cocinar. Que yo no podría hablar más idiomas tras aprender inglés. Que yo no soy de esas que saben hacer deporte. 

                                                 En Smøla el pasado finde.

Una de las cosas más positivas que he aprendido en esta década es que puedo lograr mucho más de lo que creía. Todos esos "no" con los que vivía, aunque intentan volver de vez en cuando, se han ido diluyendo más y más. 

Las historias que he ido viviendo estos años, tanto bonitas como feas, forman parte de mí y aquí estoy: Conduciendo por las carreteras noruegas en todo tipo de climatología, hablando noruego y más contenta que nunca detrás de los fogones. Brincando  y descansando en la naturaleza, disfrutando de mi cuerpo, y contribuyendo como una ciudadana más con mi trabajo.

 
 "Utepils" significa tomar una cerveza rubia en el exterior cuando hace buen tiempo

Ya tengo la nacionalidad noruega. Y en agosto hora para el pasaporte. Celebramos la nacionalidad y la década en Noruega en el restaurante del pueblo con Asbjørn y los chicos. También vinieron mis colegas y mis jefes a casa en junio. Aquí los jefes prefieren un trato más "de tú a tú" y todos nos mezclamos. Nos liamos la manta a la cabeza y organizamos la fiesta del verano del trabajo en la granja. 

Por suerte los noruegos son muy prácticos y propusieron hacer kurvfest. Kurv significa cesto en noruego y fest se traduce como fiesta. Es decir: Que cada asistente trae algo de comer. Nosotros nos encargamos de los helados y la bebida y lo pusimos todo bien hermoso. Lo pasamos pipa y me encantó que pudieran conocer a mi familia y todos los animales. Para mí esta ha sido otra forma de celebrar los diez años en Noruega. 

También pasé una tarde preciosa con una buena amiga hace poco. Paseando por Ladestien y cenando en Ladekaia juntas.  Todas estas pequeñas cosas me hacen sentir feliz. Sin ir más lejos, ayer participé en una carrera de empresas, St. Olavs loppet. En mi equipo éramos cuatro hombres y yo de representación femenina. 

 

                                           Mi colega me entrega el "staffet" y yo sigo la carrera

                              Llegando a la meta. En Levanger, una ciudad con grandes recuerdos

Con lo altos que son por estos lares, ya os podéis imaginar quién iba de sandwich en el coche. Eso sí, los noruegos son agradables en estas situaciones y nos echamos unas buenas charlas. Siempre me preguntan cosas de mis orígenes y me hace ilusión. Cómo les decía ayer: Yo cojo lo que más me gusta de mi tierra de origen y mi tierra de acogida, lo mezclo, y esa soy yo. Entre dos mundos y que me quiten lo bailado.

Hasta la próxima y buenas noches mi gente.

miércoles, 24 de mayo de 2023

Un menú muy especial

Menú del 14 de mayo de 2023, un día donde las emociones estuvieron a flor de piel.

De entrantes

Ceremonia en Olavshallen a las diez de la mañana, una de las salas de conciertos más bonitas de Trondheim. Discursos diversos, música y coro en directo. Iluminación hermosa. Y muchos adolescentes recibiendo un diploma. Entre ellos nuestro chico mayor, Arnau. Estaba muy guapo, trajeado y con corbata y zapatos elegantes (se nota el amor de madre aquí) 

Se trata nada más y nada menos que de la fiesta de confirmación. Una tradición noruega muy arraigada, que se celebra el año en que se cumplen los quince. 


La confirmación representa la entrada a la madurez o a la vida adulta. Si se toma en la iglesia además se confirma uno en la fe, pero en el caso de Arnau optó por una confirmación de tipo civil o humanística. 

Para ello tomó un curso de unas treinta horas con otros chicos y chicas de su edad. Entre enero y abril de este año. El punto central del curso fue el pensamiento libre y el aprender a tomar tus propias decisiones. A partir de allí han discutido temas relacionados con la diversidad, la sexualidad, cultura, política etc. 


Primer y segundo plato

A las cinco de la tarde se llenó nuestra granja de huéspedes para celebrar a nuestro joven ya confirmado. 14 comensales en total. Tres familias juntas (la de Asbjørn, la del padre de Arnau y la mía)  

De primero sodd casero: Una especialidad culinaria noruega, que consiste en una sopa con tres tipos de carne de oveja y cordero con patatas, zanahorias, puerro y otras verduras. Recuerda a la escudella catalana. Muy sabrosa.


De segundo llegaron las tapas, jamoncito del bueno, queso manchego, fuet, chorizo, y una tortilla de patatas que hizo mi mami. Y también queso noruego, salmón y huevos de nuestras gallinas. Con focaccia casera y flatbrød (pan noruego crujiente) 

Para beber jugo casero de solbærzarzaparrilla negra, mosto de manzanas de Hardanger y agua. Como el protagonista aún no tiene edad legal para beber, no es costumbre servir alcohol en esta fiesta. Igual que en los cumpleaños infantiles.

Postres  

Los pasteles son una de las partes más populares del evento. Servimos cuatro pasteles que también preparamos en casa: Mi contribución fue un pastel de manzana con nata de acompañamiento. Asimismo hubo pudding de caramelo cortesía de Asbjørn, delicioso. Adrià deleitó a los invitados con una tarta de chocolate cremosa, receta especial de mi suegra Aud. Y mi madre impresionó con una sacher para chuparse los dedos.

 


Para bajar un poco ofrecimos una bandeja con fruta variada, que nunca viene mal después de tanta comida. De bebida café, té y jugo.


Fotos y apertura de regalos

No faltó un pequeña sesión de fotos en el jardín. El sol nos acompañó durante todo el día y quedaron muy alegres. Arnau también abrió sus numerosos regalos y los agradeció con una enorme sonrisa.


Y en medio de todo esto fui capaz de leer un discurso para Arnau. Con las manos algo temblorosas y más roja que el vestido que llevaba, lo conseguí. Al acabarlo le entregué un libro con fotografías y textos de las tres familias y gente querida, que recopilé durante febrero y marzo.

Este libro contribuyó a que se entablaran conversaciones entre los invitados y eso me hizo enormemente feliz. También sentí una conexión grande con mi familia noruega. Los lazos se estrechan y tener su apoyo en mi vida aquí es algo que no tiene precio. El 13 de mayo celebramos la confirmación del primo noruego de los niños, Mikael, y fue precioso.

Sobre las ocho y cuarto de la noche se acabó la celebración. Los nervios del día y de los días previos bajaron al ver que todos los preparativos de los últimos meses habían dado sus frutos: Fue un gran día para Arnau.

Muchas gracias a todos los que vinisteis. A los que no pudieron  estar presentes, os llevamos con nosotros durante el día. Especial agradecimiento a Asbjørn, mi mami y a Adrià porque juntos formamos un gran equipo de cocineros y de organización de eventos. 

Hasta la próxima

domingo, 23 de abril de 2023

Hogar es donde está mi rebaño

Hace tres años me enamoré de un cartelito con varias ovejas que rezaba "Hjemme er der flokken din er" (tu casa es dónde está tu rebaño) Lo recibí como regalo de Navidad y luce en nuestro recibidor. El mismísimo Per Fugelli recordaba sobre la importancia de preocuparse de los tuyos en su último documental.

¿Quién me iba decir que mi rebaño o tropa se iba a ampliar cuándo nos lanzamos con la granja en el 2018

Dos gatas y nueve gallinas más el gallo. Luego llegaron las ovejas. Cada una con su personalidad. Nos han regalado  momentos de postal en la pradera en verano, hemos sido en peluqueros en otoño, y nos han enseñado, junto a Guapo, cuan bello es el rito del apareamiento en invierno. 

La primavera la sangre altera y han llegado los corderos. A este período se le conoce como "lamming" en Noruega. Cada oveja ha tenido dos crías excepto una oveja que sigue encinta. De momento el recuento es favorable a las damas. Tenemos cuatro hembras y dos  machos. 

Las dos primeras, las de Myrull, llegaron el Lunes de Pascua. Con la suerte de que mi hermana Carla y su familia estaban aquí de vacaciones (muchas gracias por unos días llenos de emociones de las buenas)

Seis días después Pepper nos obsequió con dos retoños más. Y el pasado jueves llegó el turno de Canela.

                                        Canela con su hija, la más joven y pequeña del rebaño por ahora.

                                            Es melosa como ella sola. Foto cortesía de Adrià.

Cada parto, un mundo. Se aclaran ellas mismas pero hemos de estar disponibles por si surgiera alguna complicación. Se ha de comprobar su estado cada tres o cuatro horas. 

Myrull fue una heroína y los tuvo sin ningún problema. Por otro lado, Canela sufrió un parto largo. Estaba literalmente exhausta cuando los chiquitines llegaron. Al nacer el segundo pequeño, Asbjørn se lo acercó al rostro, porque no reaccionaba. Es muy importante que las ovejas tengan buenos reflejos. Vital que la madre lama la cara de la cría para abrir las vías respiratorias en cuanto nace. 

  Aquí tenéis a Pepper y a su primer hijo. Lo mejor es que primero salgan las patas y la cabeza, pero vino de espaldas.

Yo estaba en la oficina mientras Canela paría. Lo seguí a través de una aplicación conectada a la cámara del corral. Algunos compañeros de trabajo también quisieron mirar. Fue realmente especial poder compartir con ellos algo que me llena tanto.

Los pequeños se mantienen en pie a los quince - veinte minutos de vida. Fascinante. Y la teta es su primer deseo. Deben tomar el calostro antes de que pase una hora de nacer: Como a las personas, les protege mucho de posibles infecciones. Al principio las ovejas corrían cuando las crías se querían agarrar a sus ubres. Pero con un poquillo de asistencia enseguida fue rodado con todas. 

 

                                                     Pepper con sus pequeños sedientos.

Los pequeños pesaron entre 3,2 kg y 4,1 kg al nacer. Lo que sería el equivalente a un bebé humano.  A medida que pasan los días aprenden más y más de sus madres. A las de Pepper les encanta escalar por su lomo, y dormir en la caja del heno.

También han empezado a coger confianza con nosotros. Sobretodo con Adrià. Dice que es imposible ponerse de malhumor cuando está en el corral. Cuánta razón tiene. Siente una absoluta devoción por las ovejas y pasa horas con ellas. 

Aunque yo no me puedo quejar. Atenciones no me faltan. La hija de Myrull es muy social, y ya me intenta quitar las gafas. Cuando se cansa se pone muy mimosa. Escuchar su corazoncito latir junto a mi pecho me hace muy feliz.


Pronto juntaremos a toda la tropa de crías para que troten y jueguen. Pero primero cada oveja ha de pasar diez días con sus pequeñines en un cubículo individual en el corral. Es necesario para fortalecer el vínculo entre madre e hijo o hija. Las ovejas son conocidas por tener un instinto maternal tan fuerte que pueden llegar a robar los pequeños de otras madres. Myrull y Pepper han tenido algunos conflictos al respecto. Balaban muy alto a las crías que no eran propias para atraerlas, pero por suerte ha salido todo bien.

Ahora esperando a que Bolivia se ponga en acción. Mientras llegan más vidas, hemos celebrado la Diada de Sant Jordi con rosas y libros en casa. Una de las tradiciones que más amo de mi país.

¿Qué será, que será?

                                Un libro sobre una granjera islandesa que lleva su granja de ovejas ella sola.

Aquí os dejo pensando en mi pequeño - gran - rebaño, que hace que mis días sean mejores, tenga yo un buen o un mal día. Agradecida a la vida hoy de nuevo.

Hasta la próxima

sábado, 25 de marzo de 2023

Gratitud

Día soleado y aunque la temperatura es baja, aquí estoy en el jardín. Sentada con las botas semihundidas en la nieve. De vez en cuando levanto la cara hacia arriba, cierro los ojos y  siento mis carrillos calentitos y colorados. Aunque la temperatura es bajo cero, el sol aprieta. Eso en estos lares no se puede desperdiciar. 

                                        
Las chocolatines típicas de Pascua con mensaje este año: La distancia más larga es la del marco de la puerta.

He empezado la mañana con una pequeña excursión en raquetas de nieve. Lo bonito de la nieve es que los animales dejan su rastro de forma más visible. Al ver el caminito marcado con algunos agujeros  diminutos y profundos, me he imaginado al alce majestuoso paseando por la noche. Tan tranquilo.

Algunos grupos de tres huellas me han traído a la cabeza la liebre con su traje de camuflaje blanco. Y uno de mis cuentos preferidos. Es curioso comprobar las largas distancias que consiguen saltar tan solo observando las marcas de sus pisadas. No muy lejos del gallinero, hacen acto de presencia los surcos del zorro y el tejón. Aunque  mi gran temor es que se coman a las gallinas, son animales bellos. 

Y sí...he comenzado a tararear la canción de Ylvis: 



En toda excursión hay que tomar alguna pausa. Os presento mi rincón de meditación en el bosque. Sentada en la curvatura del tronco escucho el río y me deleito con la vista. Desde mitades de marzo, estoy tratando de aprender el arte del mindfulness o estar en el momento presente.


Me inicié con meditaciones cortas (de entre 2 y 4 minutos de la aplicación Calm) Y ahora ya las empiezo a combinar con las de 15 minutos. Consejo de la psicofisioterapeuta que me han concedido en mi trabajo durante tres meses. La vuelta al 100% ha sido bastante más dura de lo que creía y me está ayudando a gestionar el cansancio y las contracturas musculares.

Adrià se ha unido a mi ruta un ratito. Se lo ha pasado pipa comiendo nieve y tomando el sol.

La naturaleza y lo cotidiano, como ya sabéis, siempre me ha atraído mucho. Con el mindfulness estoy aprendiendo a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida aún más. Se encuentran en todas partes y en todas las formas. En este sentido, os recomiendo dos libros: "Las ocho montañas" y "Tres luces" así como la versión cinematográfica de ambas. Una delicia. 

Yo leí primero los libros y luego ví las películas. En los libros una se imagina los personajes y los lugares, mientras que en las películas destaca  la belleza visual.  Y cómo no la oportunidad de escuchar otros idiomas, italiano y gaélico. 



                                        La fui a ver con una buena amiga al cine y nos encantó.
                                                           
A media mañana he ido a una fiesta de zumba en el gimnasio. Muy divertida. En algunas canciones hemos formado dos bandas en la sala y bailábamos retándonos en plan gángster. A la vuelta, sobre la una del mediodía, me he unido a Asbjørn y a los chicos a tomar el sol afuera. También he empezado a escribir esta entrada. 

Esta tarde será dulce. Adrià está preparando bombones con una máquina y unos moldes que le regalamos por su cumpleaños hace unas pocas semanas: 12 años ya. El tiempo vuela.  Por la noche, el plan es hacer vaffler en la hoguera. Con Arnau de chef. De techo: Las estrellas. Y quizás una aurora boreal. ¿Quién sabe?

Hoy siento gratitud por este día hermoso y por mi nueva sobrina Olivia, a quien tuve oportunidad de conocer en Badalona el pasado 1 de marzo. Fue emocionante ver que mi hermano Pablo, del que recuerdo su nacimiento como si fuera ayer, es ahora padre. 

Hasta la próxima.

domingo, 1 de enero de 2023

¿Querido año 2022?

 ¿Querido año 2022?

Ha sido todo un viaje este año. Después del aterrizaje forzoso en el 2021, te he usado enterito para volverme a levantar. Y yo que pensaba que lo lograría en pocos meses. 

1.-  Con mis raquetas de nieve descubrí el equilibrio, y disfruté de la naturaleza en mi propia compañía.

2.- Con mis bailoteos, entrenamiento y la música me regalé el ritmo y la energía. Unas veces lento, otras rápido.  Ha sido bueno averiguar que puedo frenar, poner límites y luchar por lo que quiero. Con menos desgaste mental cada vez.

3.-  Conseguí ordenar mis pensamientos con el blog.  Catorce entradas en un año. No está nada mal.

4.- Viajando me sentí viva. Excursiones en Noruega todo el año. El calor de la familia en Barcelona y tiempo sola (y con nueva gente) en Mallorca la pasada primavera. Una escapada sueca antes del período estival. Inglaterra con Asbjørn y los niños en verano. Y cómo olvidar las risas y las confidencias entre hermosas amigas en G-Dansk en un finde largo este pasado otoño. 

Tras la pandemia he puesto el foco en descubrir un poco más allá y he invertido más dinero en ello. Este año me habré de moderar. 

5.-  Las visitas me llenaron el corazón de alegría y me dieron fuerza en momentos complicados. Gracias mami, Pablo y Marta. Mi papi (al que siempre llevo conmigo) me iluminó con el recuerdo de sus sabios consejos. Agradecida también a mi familia noruega. 

6.-   Los buenos amigos y mi pequeña familia me regalaron momentos sencillos y valiosos. Me obsequiaron con humor, compañía y buenas charlas. Todo ello regado de muestras de paciencia, comprensión y ayuda. 

Asbjørn, Arnau y Adrià sois los mejores.

7.- La llegada de los pollitos y Guapo ha sido increíble. Yo debería haber nacido granjera. Cuántos más animales me rodean, más animales quiero en mi vida.

8.- Mi empleador y queridos colegas  me dieron el apoyo y la flexibilidad que necesitaba para no rendirme laboralmente.

9.- Las visitas médicas, tests y revisiones masivas me atolondraron todo un año. Ha sido un proceso incierto y doloroso. Hasta que "tachán"...: 

Los médicos dieron con aquello que hace que las piezas del rompecabezas encajen. Confirmaron que sigo siendo una montaña rusa. Y lo mejor es que todo tiene una explicación científica.

10.- No en vano ha sido "My silver lining" mi canción más escuchada en el 2022. La descubrí al azar. No puede ser más yo, y el resumen perfecto del año en forma musical. 



Así que sí, querido año dos mil veinte y dos (sin interrogantes ni exclamaciones): Gracias por darme el alta médica el mismísimo 24 de diciembre de 2022, y un camino claro a seguir. Y ya que estamos, la nacionalidad noruega. Justo antes de Navidad. Pero eso ya da para otra entrada. 

Os deseo un feliz año nuevo con una de las primeras fotos de este 2023. En raquetas de nieve, cómo no.

Hasta la próxima.