domingo, 23 de abril de 2023

Hogar es donde está mi rebaño

Hace tres años me enamoré de un cartelito con varias ovejas que rezaba "Hjemme er der flokken din er" (tu casa es dónde está tu rebaño) Lo recibí como regalo de Navidad y luce en nuestro recibidor. El mismísimo Per Fugelli recordaba sobre la importancia de preocuparse de los tuyos en su último documental.

¿Quién me iba decir que mi rebaño o tropa se iba a ampliar cuándo nos lanzamos con la granja en el 2018

Dos gatas y nueve gallinas más el gallo. Luego llegaron las ovejas. Cada una con su personalidad. Nos han regalado  momentos de postal en la pradera en verano, hemos sido en peluqueros en otoño, y nos han enseñado, junto a Guapo, cuan bello es el rito del apareamiento en invierno. 

La primavera la sangre altera y han llegado los corderos. A este período se le conoce como "lamming" en Noruega. Cada oveja ha tenido dos crías excepto una oveja que sigue encinta. De momento el recuento es favorable a las damas. Tenemos cuatro hembras y dos  machos. 

Las dos primeras, las de Myrull, llegaron el Lunes de Pascua. Con la suerte de que mi hermana Carla y su familia estaban aquí de vacaciones (muchas gracias por unos días llenos de emociones de las buenas)

Seis días después Pepper nos obsequió con dos retoños más. Y el pasado jueves llegó el turno de Canela.

                                        Canela con su hija, la más joven y pequeña del rebaño por ahora.

                                            Es melosa como ella sola. Foto cortesía de Adrià.

Cada parto, un mundo. Se aclaran ellas mismas pero hemos de estar disponibles por si surgiera alguna complicación. Se ha de comprobar su estado cada tres o cuatro horas. 

Myrull fue una heroína y los tuvo sin ningún problema. Por otro lado, Canela sufrió un parto largo. Estaba literalmente exhausta cuando los chiquitines llegaron. Al nacer el segundo pequeño, Asbjørn se lo acercó al rostro, porque no reaccionaba. Es muy importante que las ovejas tengan buenos reflejos. Vital que la madre lama la cara de la cría para abrir las vías respiratorias en cuanto nace. 

  Aquí tenéis a Pepper y a su primer hijo. Lo mejor es que primero salgan las patas y la cabeza, pero vino de espaldas.

Yo estaba en la oficina mientras Canela paría. Lo seguí a través de una aplicación conectada a la cámara del corral. Algunos compañeros de trabajo también quisieron mirar. Fue realmente especial poder compartir con ellos algo que me llena tanto.

Los pequeños se mantienen en pie a los quince - veinte minutos de vida. Fascinante. Y la teta es su primer deseo. Deben tomar el calostro antes de que pase una hora de nacer: Como a las personas, les protege mucho de posibles infecciones. Al principio las ovejas corrían cuando las crías se querían agarrar a sus ubres. Pero con un poquillo de asistencia enseguida fue rodado con todas. 

 

                                                     Pepper con sus pequeños sedientos.

Los pequeños pesaron entre 3,2 kg y 4,1 kg al nacer. Lo que sería el equivalente a un bebé humano.  A medida que pasan los días aprenden más y más de sus madres. A las de Pepper les encanta escalar por su lomo, y dormir en la caja del heno.

También han empezado a coger confianza con nosotros. Sobretodo con Adrià. Dice que es imposible ponerse de malhumor cuando está en el corral. Cuánta razón tiene. Siente una absoluta devoción por las ovejas y pasa horas con ellas. 

Aunque yo no me puedo quejar. Atenciones no me faltan. La hija de Myrull es muy social, y ya me intenta quitar las gafas. Cuando se cansa se pone muy mimosa. Escuchar su corazoncito latir junto a mi pecho me hace muy feliz.


Pronto juntaremos a toda la tropa de crías para que troten y jueguen. Pero primero cada oveja ha de pasar diez días con sus pequeñines en un cubículo individual en el corral. Es necesario para fortalecer el vínculo entre madre e hijo o hija. Las ovejas son conocidas por tener un instinto maternal tan fuerte que pueden llegar a robar los pequeños de otras madres. Myrull y Pepper han tenido algunos conflictos al respecto. Balaban muy alto a las crías que no eran propias para atraerlas, pero por suerte ha salido todo bien.

Ahora esperando a que Bolivia se ponga en acción. Mientras llegan más vidas, hemos celebrado la Diada de Sant Jordi con rosas y libros en casa. Una de las tradiciones que más amo de mi país.

¿Qué será, que será?

                                Un libro sobre una granjera islandesa que lleva su granja de ovejas ella sola.

Aquí os dejo pensando en mi pequeño - gran - rebaño, que hace que mis días sean mejores, tenga yo un buen o un mal día. Agradecida a la vida hoy de nuevo.

Hasta la próxima