sábado, 1 de julio de 2023

Se dice pronto: Diez años en Noruega

31 de mayo de 2023. Se dice pronto y ya han pasado diez años desde que empezó nuestra vida en Noruega. Hipp, hipp hurra! - que se dice por aquí en los festejos. 

Como le decía a Arnau el día de su confirmación, se me dibuja una sonrisa en los labios cuando recuerdo nuestros helados y horchatas en la Jijonenca de Sants, y los castillos que hacía en el arenal del parque en las calurosas tardes de verano en Barcelona. Y...

¿Quién nos había de decir que algunos años después aprenderíamos noruego, disfrutaríamos de un baño en un lago frío, daríamos saltos de alegría cuando un pez muerde el anzuelo, o nos parecería divertido hacer salchichas en una hoguera en el bosque mientras nieva, verdad?

                     Haciendo los pajaritos hace tres semanas en un riachuelo cerca de casa

Quizás esa es una primera aproximación de lo que representa emigrar y encontrar tu hogar en otro país. El estar abierto a lo nuevo y diferente, sin juzgar. Y con eso me refiero a la gente, la comida, las costumbres por poner varios ejemplos. En todo este tiempo, si una cosa me ha quedado grabada es que lo que nos hace diferentes, nos hace únicos. 

La frase "nunca digas nunca jamás" se ha cumplido a rajatabla. Recuerdo perfectamente cuando yo aseguraba que nunca iba a dormir en algo que no fuese una cama con cuatro patas. O que no sé cocinar. Que yo no podría hablar más idiomas tras aprender inglés. Que yo no soy de esas que saben hacer deporte. 

                                                 En Smøla el pasado finde.

Una de las cosas más positivas que he aprendido en esta década es que puedo lograr mucho más de lo que creía. Todos esos "no" con los que vivía, aunque intentan volver de vez en cuando, se han ido diluyendo más y más. 

Las historias que he ido viviendo estos años, tanto bonitas como feas, forman parte de mí y aquí estoy: Conduciendo por las carreteras noruegas en todo tipo de climatología, hablando noruego y más contenta que nunca detrás de los fogones. Brincando  y descansando en la naturaleza, disfrutando de mi cuerpo, y contribuyendo como una ciudadana más con mi trabajo.

 
 "Utepils" significa tomar una cerveza rubia en el exterior cuando hace buen tiempo

Ya tengo la nacionalidad noruega. Y en agosto hora para el pasaporte. Celebramos la nacionalidad y la década en Noruega en el restaurante del pueblo con Asbjørn y los chicos. También vinieron mis colegas y mis jefes a casa en junio. Aquí los jefes prefieren un trato más "de tú a tú" y todos nos mezclamos. Nos liamos la manta a la cabeza y organizamos la fiesta del verano del trabajo en la granja. 

Por suerte los noruegos son muy prácticos y propusieron hacer kurvfest. Kurv significa cesto en noruego y fest se traduce como fiesta. Es decir: Que cada asistente trae algo de comer. Nosotros nos encargamos de los helados y la bebida y lo pusimos todo bien hermoso. Lo pasamos pipa y me encantó que pudieran conocer a mi familia y todos los animales. Para mí esta ha sido otra forma de celebrar los diez años en Noruega. 

También pasé una tarde preciosa con una buena amiga hace poco. Paseando por Ladestien y cenando en Ladekaia juntas.  Todas estas pequeñas cosas me hacen sentir feliz. Sin ir más lejos, ayer participé en una carrera de empresas, St. Olavs loppet. En mi equipo éramos cuatro hombres y yo de representación femenina. 

 

                                           Mi colega me entrega el "staffet" y yo sigo la carrera

                              Llegando a la meta. En Levanger, una ciudad con grandes recuerdos

Con lo altos que son por estos lares, ya os podéis imaginar quién iba de sandwich en el coche. Eso sí, los noruegos son agradables en estas situaciones y nos echamos unas buenas charlas. Siempre me preguntan cosas de mis orígenes y me hace ilusión. Cómo les decía ayer: Yo cojo lo que más me gusta de mi tierra de origen y mi tierra de acogida, lo mezclo, y esa soy yo. Entre dos mundos y que me quiten lo bailado.

Hasta la próxima y buenas noches mi gente.