domingo, 29 de noviembre de 2020

Carta a mi padre (II)

Querido Pol,

Esta mañana he ido de excursión. Un camino muy bonito a quince minutos de casa, que desemboca en una cascada. En la entrada había cuatro niños de unos doce años jugando. Uno con una sierra, otro con un picahielos y el último con una hacha. Se divertían como locos intentando encontrar agua. Enseguida he pensado que alucinarías. Que no me hubieras dejado hacer eso ni harto de vino que decías tú.

Algunos juegos son muy diferentes aquí en Noruega, y la naturaleza es un regalo diario. A ti te gustaba más que nos supieramos "Con diez cañones por banda", cantarnos "La Internacional", o escuchar a todo trapo "Tengo un tractor amarillo".¿Te acuerdas?.

Por la tarde he tenido una videoconferencia muy especial. La ha organizado Pablo. Con la mami y todas las tatas. Y es que esto es la nueva normalidad con el Corona.

 ¿Sabías que el tete y Marta se mudan pronto a un piso muy chulo? Y Pipa tiene una cláusula en el contrato. Para flipar. Está hecha una jefa. Berta es un muelle. Muy deportista y el mar no se le resiste. Los niños la adoran y en las clínicas se la sortean. María está trabajando duro con un hospital suizo en el trabajo y está hecha una madraza. Tendrías que escuchar a Silke. Habla español que ni Sara Carbonero le gana a reportera.  Y Sander y Simon dos buenas piezas.

Cómo no la familia sigue creciendo. Carla y Jaume te regalan un nuevo nieto o nieta el año que viene. Roger está emocionadísimo. Y la mami es una campeona. Ha llevado todos los papeles, pese a los problemas de salud y lucha como una leona. La admiro mucho.

Aquí en Buvika nos hemos lanzado con más animales. Y tenemos gallinas y una gatita más, Luna. Los niños se acuerdan de ti cuando pasamos por un campo de fútbol.  

En el trabajo llevo un ritmo muy frenético pues son urgencias sociales. Pero te gustaría saber que me felicitan por las decisiones que escribo. En noruego. Aún me da vergüenza hablar demasiado en las reuniones. Me quedo con cinco o diez minutos, pero me voy lanzando. Tengo un jefe que me recuerda mucho en algunas cosas a ti. Con sus chistes dialécticos y las bromas culturales.

Entonces me acuerdo que me decías que no el que habla más tiene más razón. Asbjørn siempre me dice que recuerde tus consejos y tu forma de ver la vida. Y aunque se me ponen los ojos tontos y el alma se me encoge algunas veces...Muchas veces sonrío cuando el azar me trae tu rostro, tus palabras y momentos vividos.

Hoy puedo certificar que el grupo de Whattsapp de nuestra familia, se queda corto al lado de lo que podemos llegar a hablar delante de una cámara. Reímos, ironizamos, se nos empañan los ojos juntos- Nos queremos con nuestras virtudes y nuestras rarezas. Que no somos la típica familia de teleserie tampoco...Pero siempre estamos ahí. Que no falte el compromiso, el respeto y el amor por la vida. Ese regalo tan bueno que nos dejaste al partir.

Te extrañamos Pol. Un abrazo muy fuerte de todos nosotros.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Finnmark o viva la vida

Fotos de moras árticas. De arándanos. Hermosos cuadros con samis y renos en la nieve. Pescadores exhibiendo con notable orgullo enormes salmones y bacalao. La inefable aurora boreal (nordlys en noruego). Hemos llegado al aeropuerto de Alta. 7 días y 6 noches nos esperan.

 
  Nordlys katedralen en Alta. Su forma está inspirada en el movimiento de la aurora boreal

 
Esto promete. Asbjørn feliz de volver a sus orígenes. Yo con mariposas en el estómago por conocer el norte de Noruega, una parte del país que es desconocida para muchos y de dónde viene Asbjørn. Teníamos reserva en un alojamiento sencillo de Airbnb. El nombre de la habitación me sorprende positivamente: "Catalonia" Siempre mis dos mundos se conectan de una forma casual, mágica diría yo.
 
 
La arquitectura no es el fuerte de esta región noruega y tiene un triste motivo. Los alemanes decidieron quemar todas las casas noruegas en 1945.  Muchos fueron evacuados al sur, otros se escondieron en cuevas. Los que se resistieron activamente fueron asesinados. La destrucción de Finnmark fue practicamente total - sólo quedaron en pie las iglesias. La reconstrucción se tuvo que hacer rápida y económica. Aún así hay grupos de arquitectos que, con gusto, introducen elementos con mucho estilo y funcionales en plena naturaleza. Como por ejemplo el banco de la foto abajo, que permite disfrutar de unas vistas increíbles y evitar el viento en los ojos.

 
La marca de Finnmark es su naturaleza. El primer día en Alta pude observar sus montañas redondas, su delta y su hermoso fiordo. Tres en uno. Qué más se puede pedir. Visitamos los lugares de infancia de Asbjørn, cosa que le añadió un toque único y muy personal al viaje. 

 

El museo exterior de Alta es altamente recomendable también. Aquí se conservan dibujos picados en piedra, que representan la vida hace algunos miles de años. Algunos de estos dibujos han sido coloreados por arqueólogos para que se puedan ver mejor.
 


 

Nada mejor que un té caliente desde la cafetería del museo tras la visita.
 
Mientras paseábamos, la aurora boreal se mostró tímida hacía las seis y media. Noche clara a la vista. Nos fuimos a un lugar oscuro junto a un lago de Alta. Tras un rato de espera, la aurora empezó a lucir con ganas, cambiando de forma y desde varios ángulos. Culminó con un baile en el cielo. Luz verde brotando por doquier, como si de un manantial se tratara. No tomamos ninguna foto. Queda en nuestras cabecitas. Carpe diem.

Al salir de Alta, nos decidimos por alojamientos tipo cabaña de montaña o de pescadores. Son muy bonitos y tranquilos. Nos decantamos por visitar la parte más sami de Finnmark,conocida como Laponia noruega en español. Kautokeino y Karasjok imponen. Frío seco, lo notas al respirar. Es delicioso. Como un desierto de nieve. Pero allí vive gente y a juzgar por sus caras son felices. Hasta oí español en una tienda.
 
                Mujer sami bajando con su "spark" al centro de Kautokeino.
               
 
 
Fábrica de joyas samis "Juhls". Los samis no producen las joyas, pero las usan con orgullo. Son de una artesanía exquisita y su venta está abierta al público general también.
 
 Karasjok es la capital sami y allí está el Parlamento sami. Un edificio muy especial, cuya forma está inspirada en las tiendas donde vivían los samis originariamente.
 
                                                   Vista de Karasjok
 
La cultura sami me parece muy fascinante. Yo me quedo con la conexión con la naturaleza. No en vano su bandera tiene los colores del agua, el sol, la luna y el fuego. Para los curiosos sobre el significado de la bandera leed aquí. La naturaleza es espiritual para los samis. Los trajes típicos son muy coloridos y sus zapatos una obra de arte.
 
Los renos son animales bellos, graciles y muy importantes para la economía allí. Eso no quiere decir que todos los samis vivan de ello, pero muchos lo hacen. Me compré un libro y estoy aprendiendo un poquito de sami. Me juré a mí misma que no podría con otro idioma, pero la curiosidad me puede y aquí me tenéis. No espero ser fluída, pero me gustaría poder decir algunas frases sencillas.
 
 
El padrino de Asbjørn es sami y trabajaba de profesor antes de su jubilación. Tendríais que ver cómo se le iluminan los ojos cuando habla de comida. La describe con todo detalle y solo quiere comida que venga puramente de la naturaleza ("fra bunnen av" que dicen en noruego). Me pareció muy española la pasión por la cocina y la alimentación en cierta manera. Su mujer y él nos invitaron a cenar dos días. Una de carne (reno) y otra de pescado (halibut) con patatas y verduras diversas. De postre moras árticas que ellos mismos habían recolectado. Aunque él ya no caza reno ni pesca, tiene buenos amigos que le procuran manjares de primera mano. Y sigue cazando alce y algunos pájaros por sí mismo.
 
Luego nos fuimos para Lakselv (río de los salmones). No muy lejos de allí pudimos disfrutar de algo inesperado. Una excursión entre dolomitas. Fantásticas formaciones naturales.
 
 


 
Y no podía faltar una visita al Cabo Norte. Lo más sorprendente fue que estábamos completamente solos. Hacía mucho viento y porqué negarlo: Los chuzos de hielo te congelaban la cara. Eso sí, esos alcantilados dramáticos no los voy a olvidar. 



En Finnmark lo tienes todo: Vidda (llano con arbolitos muy bajitos), fjell (montaña) y kyst (costa). 
 


 
Tras el Cabo Norte nos decidimos poner rumbo hacía la costa. Y estuvimos en varios pueblecitos pesqueros. Repvåg y Hønningsvåg bien merecen una parada. Luego nos decidimos tomar la carretera escénica a Havøysund. Llena de rincones visuales que enamoran.
 
Aquí hay menos luz en otoño - invierno que otras regiones  noruegas. Pero Finnmark goza de los colores en el cielo más intensos, bonitos y duraderos que he visto en Noruega.  
 

 
No hay ciudades muy grandes y se puede observar cómo funcionan en pequeñas sociedades. Tienen menos habitantes, son directos y los servicios están menos colapsados. La calidad humana y el tiempo para uno mismo y para los demás es un plus allí.  Gracias, Finnmark. Con ganas de descubrir más partes de ti pronto.

Este viaje ha llegado como agua de mayo. Ha sido un año duro con nuestros mayores, tanto en la familia de Asbjørn como en la mía. El Corona también ha golpeado fuerte a la sociedad y nos ha sumido en cambios continuos y otras formas de pensar. 
 
Al llegar a casa ayer por la tarde, nos esperaba una buena sorpresa. Nuestras dos gatitas, Stjerna y Luna ( Luna llegó en agosto), salieron veloces a recibirnos. Las gallinas y el gallo ya dormían, pero hicieron algunos cacareos al vernos. Sólo faltan los niños que regresan hoy. 
 
Qué mejor vuelta a casa que esta, a los dos años clavados de mudarnos a Buvika. Nos asamos unas castañas e hicimos el álbum del viaje. Y es que a pesar de los pesares, yo digo "Viva la vida".  Hasta la próxima.