jueves, 22 de septiembre de 2022

Cómplices

Dicen que en los olores es dónde se almacenan con más fuerza los recuerdos. 

A mí el olor de pasteles me hace pensar en mi madre. Toda la repostería que nos preparaba de niños. Los perfumes de la cocina marinera me  transportan a momentos especiales. El aroma del café o del té me recuerdan a mis días en la facultad. 

La fragancia de las moras árticas me envía derecha hasta la primera acampada que hice con Asbjørn. Y de eso ya hace seis años. La esencia de las flores frescas, y la tierra mojada  me obsequian con la sensación de libertad. Y así podría continuar hasta el infinito.

A través de las fotos también podemos rememorar aquellos viajes, cumpleaños o experiencias de la vida. Pero sí algo se graba en el cerebro es cómo nos hacen sentir los demás,  y cómo nos hacemos sentir nosotros mismos. Las emociones. 

                             Entre girasoles. El pasado finde en Kristiansand. 

Me encanta la gente que es sinónimo de casa. Que no sólo es pero está. Uno de los tesoros más valiosos de la vida. Tengo la suerte de tener a algunas de ellas a mi lado, físicamente. 

Este verano fue muy emocionante el primer viaje al extranjero con los niños y mi compañero. Seis días entre Londres y la costa jurásica inglesa nos regalaron momentos impagables. Los recuerdos se fabrican como por arte de magia cuando pienso en ello.

                            Stonehenge, el favorito de los chicos. Muy místico.

A otras personas especiales las veo cuando se tercia. Con ellas siempre siento como si el tiempo no hubiera pasado. A veces, un extraño puede hacer de mi día un día especial. Me fascina también la gente que aparece de repente. La magia de los nuevos lazos. No todo en esta vida se puede planear. Más bien casi nada.

Con los animales me relajo mucho. Son agradecidos y fieles. Tienen sus rutinas, reglas y sentimientos.  Por otro lado, sigo trabajando con el amor propio.  Ahora me acabo de regalar un curso de escritura creativa on-line (empieza en noviembre) y una camiseta bonita. Me siento fuerte y hermosa con ella. Le estoy cogiendo el gusto a cuidarme.

Actitudes, abrazos, sonrisas, miradas, lágrimas.  Todo ello me hace experimentar que tengo cómplices de vida. Y que hoy amanecí filosófica. 

Amanecer en casa  

Hasta la próxima