viernes, 18 de agosto de 2023

La montaña huele a miel

Barro en los zapatos. Subidas y bajadas. Arroyos. Nubes a todas las alturas. Los zumbidos de las abejas en los arbustos ericáceos. Estamos de excursión en una montaña noruega. Con las mochilas, los carrillos encendidos por nuestros pasos, y las ganas de descubrir mundo.

Ponemos la tienda de campaña y encedemos la cocinita sueca. Muy práctica. El pequeño abre con entusiasmo el paquete de carne de reno y lo calentamos. Lo cocemos con nata líquida y lo ponemos todo, aderezado con pimienta y sal, dentro de pan de pita. Voilà. Una cena sabrosa.

 
Los vasitos de colores de la foto (snyltekopp) son económicos, plegables y de lo más práctico para ir de excursión

Una libélula parece interesarse por lo que hacemos. ¿Sabíais que en noruego se llaman "øyenstikker"?  Significa "la que pica en los ojos". Aunque puedo constatar que son de lo más pacíficas y elegantes.

De repente las nubes se cruzan y todos corriendo hacia la tienda. Chaparrón gordo al canto. Jugamos a cartas y comemos chocolate y chucherías dentro, mientras las gotas de agua  se pelean por entrar en la tienda sin éxito. 

Poco a poco las piezas del paisaje se recomponen de nuevo. Vamos a dar un paseo.  Como si de un cuento se tratara, observamos ranas y sapos saltando, y escondiéndose cuando notan nuestra presencia.

Estas flores  - de la familia de las ericáceas - dan el sabor  y el aroma a una de las mieles más apreciadas en Noruega (lynghonning) Ni los anfibios se resisten.

                                     Quien la sigue la consigue. Ambas fotos son de Adrià. 

Bajamos hasta el lago. Está teñido de verde, nenúfares y tiras de hierba lo decoran, y los colores del arcoíris lo iluminan todo. Como si de una verbena se tratara.  Naturaleza y buena compañía, ¿qué más se puede pedir?

Se confirma el tiempo de la región en que vivimos: sol y lluvia, lluvia y sol. Todo en un mismo día. Fascinante. Pese al olor de antimosquitos que echo, mi pelo enredado y el cansancio en los pies, siento lo que los griegos llamaban eudaimonia

La puesta de sol.  Un ratito de lectura dentro del saco. Duermo como un lirón. Calentita. Y la montaña huele a miel.