domingo, 16 de agosto de 2020

Veranito a la noruega (II)

Un poco apurada pero al fin llegó la segunda semana de las vacaciones de verano.  Estas vacaciones se presentaron sin planes previos, pero con un objetivo claro: Ponernos los cuatro como prioridad. Consejo de mi psicóloga, que le agradezco desde ya.

Empezamos a cuidarnos como pareja el fin de semana pasado (podéis leer más detalles en la anterior entrada, pinchando aquí). Y el lunes recogimos a los niños en casa de su padre. Con muchas ganas de disfrutar todos juntos.

La verdad es que el sol nos ha acompañado esta semana. Nos hemos puesto en modo pintor y a darle color al gallinero. Los niños han recibido un pequeño sueldo por su sommerjobb, o trabajo de verano.


El mayor tenía visita al dentista durante el período estival. El dentista que tiene asignado está en una zona rural muy  bonita. Así que nos decidimos por hacer un picnic casero junto a la iglesia de Byneset. Hay unas vistas preciosas allí.

Otro día me cogió el antojo de ir a Tautra. Es una isla que está a hora y media de casa. De interés ornitológico y visual. Para acceder a la isla se abre una puerta metálica que le da un aire aún más místico al lugar. Y es  que hace unos años se colaron algunos zorros allí  y muchas especies de pájaros desaparecieron. 

Por el camino nos paramos en el monumento Frostating, un tribunal histórico de gran importancia en Noruega. También disfrutamos de las vistas de la zona de Frosta. Allí se cultivan muchas de las verduras que se consumen en Noruega. Era un gozo ver los campos llenos de coles y otras hortalizas. Y no faltó una pausa con un bocado y cacao caliente en Steinvikholmen


Steinvikholmen es una joya de belleza poética. Con una ubicación privilegiada cuenta con un hermoso castillo. Todo apunta a que este castillo fue diseñado por el mismo Leonardo da Vinci según nos contó la guía.

A la vuelta pasamos por un restaurante de carretera muy original que nos recomendó una buena amiga: Vuddu Valley. Más estadounidense imposible. Con deliciosas hamburguesas, pancakes, milshakes. Además de una ambientación y decoración retro que deja a una boquiabierta. El lugar también cuenta con una tienda donde fabrican velas, y un museo gratuito de lo más pintoresco.  Éxito total.

 

 

Otro día los  chicos decidieron quedarse por la mañana en casa, y Asbjorn y yo nos fuimos de excursión a Trondheim. Nos tomamos un helado en Gola. Lugar muy conocido pero al que nunca habíamos tenido ocasión de ir.  La tendera, latina y muy simpática, nos obsequió con una buena charla. Qué rico es poder hablar español en un comercio. Me trae buenos recuerdos de las tiendas del barrio de Sants de Barcelona. 

También nos dio tiempo de visitar el  Rockheim (museo de rock noruego). Pequeñito y demasiado digital para mi gusto. Pero me quedé con algunos cantantes interesantes. Y como la música me encanta, no fue en vano la visita. Luego nos fuimos a comer una pizza a Grano, que es uno de mis favoritos tanto por precio como por calidad y amabilidad en la ciudad. Además venden pan casero y embutidos italianos (por si a alguien le puede interesar)

Al llegar a casa el pequeño estaba un bastante compungido. Nos había preparado un pastel sorpresa de chocolate y café, pero  no quedó como él esperaba. Lo probó y le pareció que no estaba suficientemente bueno. Total que lo tiró. Al final recuperamos algunos trozos y estaba bueno. Averiguamos que el gusto del café es lo que le hizo creer que algo no había salido bien. Él nunca ha probado el café y le pareció sumamente raro. La verdad es que nos sentimos muy orgullosos de él y se lo hicimos saber. Y acto seguido le propusimos hacer juntos un pastel de arándanos para levantar la moral. Funcionó de perlas y al cabo de poco rato estaba feliz como una perdiz.

Para acabar la semana no podía faltar naturaleza. Así que cogimos la tienda de campaña y condujimos hasta un camino que llevaba a un lago. Todo bastante cerca de casa.  Sol, nubes de muchas formas, cielo rosado, brisa...Mosquitos también, para qué nos vamos a engañar. Pero he encontrado una solución que os contaré en otra entrada.

Cenamos carne de reno con pita. Cocinada con el Primus o minicocinita de gasolina sueca que tiene a los críos fascinados. De postre arándanos recién cogidos junto al lago. Con vainilla. 

El pequeño se llevó su cuchillo de explorador. Estuvo afilando troncos y haciendo diferentes figuritas. El mayor  acalorado se remojó con gran entusiasmo.

 También hubo tiempo para pescar, aunque no hubo pez que picara esta vez.

 

Dormimos como troncos. No hay mejor plan que estar afuera. Todo el estrés desaparece, los músculos se relajan y una le saca todo el partido a los cinco sentidos. Así es como yo defino la libertad.

Luego ya ayer por la tarde y hoy cada uno a su ritmo. Peleíllas entre hermanos, morriña postvacacional, maratón de fotos, película, cocinar, leer... Un poco de aire y cero planificación es bien bueno. Y mañana ya vuelta al colegio y al curro.

Hasta la próxima

sábado, 8 de agosto de 2020

Veranito a la noruega

Este año el verano se antoja muy diferente. Toca hacer vacaciones en Noruega o "Norgesferie" que dicen aquí. En Facebook hay un montón de grupos y la gente cuelga ideas de lugares o actividades bonitas. 
 
La verdad es que tengo morriña de familia. El plan era estar con algunos de mis hermanos y sobrinos enseñándoles Noruega justo en este momento. Pero lejos de negativizar la situación, prefiero adaptarme. Me conformo así -de aquella manera - con el intercambio de fotos veraniegas con la familia. Y no pueden faltar los whatsapps con mis amigas de Barcelona (noies, hauríem de patentar els nostres audios).  
 
También he encontrado una serie catalana en Netflix, Benviguts a la família. La verdad es que no está nada mal. Así estoy yo mezclando mis dos mundos este veranito.
 
                       Fuente:www.elperiodico.com
 
Hemos cogido dos semanas de vacaciones este verano. La primera ya la disfrutamos en julio. Viaje a Oslo, tres días y dos noches con los niños. En vez de coger el coche, nos decidimos por reservar un vagón-cama en el tren. Para la alegría de los críos, que están en la fase de marearse como sopas en el coche.
 
Paseamos por la ciudad y vimos varios museos. A los niños les hizo mucha gracia todo lo que tenía que ver con los heróes polares. Asbjørn siente fascinación por las expediciones y les ha contado muchas historias. También hemos visto la película de Amundsen y eso añade interés. Y es que en la capital noruega se puede ver nada más ni nada menos que el Fram. También cuenta con su propio museo el famoso Kon-tiki. La verdad es que una se queda con la boca abierta
 
Como poética que soy, mi rincón favorito de la gran ciudad es el Parque de esculturas de Vigeland. Me impresiona como de situaciones cotidianas y fases de la vida, puede uno hacer semejante obra de arte. Hermosa también la diversidad del barrio de Grønland (allí me compré unos metros de tela para un proyecto que tengo entre manos). Visita obligada al barrio hipster en Grunnerløkka.
 
Luego cogimos un bus y en cuatro horas y media nos plantamos en Søgne. Allí viven los padres de Asbjørn. Su padre nos obsequió con un pequeño crucero por algunas islas de la zona. 
 
 
 Y también estuvimos en una granja de alces semidomésticos.
Fue muy especial poder darles de comer y acariciarlos. Cuando los tocas es cómo si te untaras las manos con aceite de rosa mosqueta. A los críos les pareció muy curioso.


Ahora tras tres semanitas en el curro muy intensas y la visita de mi cuñado, de nuevo llegan unos días libres. El finde de semana estamos Asbjørn y yo solos. Recogemos a los niños el lunes. Así que hemos decidido mimarnos un poco estos días.

Ayer degustamos unos vaffels caseros con frambuesas y grosellas del jardín. Acto seguido nos fuimos a ver unas islitas a 2-3h de dónde vivimos. La más bonita Linesøya. No faltó el primer helado Båtis del verano. 
 
Y cómo no: Conexión mediterránea al divisar un restaurante marinero. Los ojos se me salían de las órbitas y empecé a salivar. Especialidad del día: Mejillones al vapor con apio. Para acompañar pan con mantequilla. La cosa es que mi intención era pedir medio kilo. Pero por un malentendido nos trajeron...1kg. Ningún problema en comérselos todos (ejem).
 
Hoy día más tranquilo, recogiendo los huevos de las gallinas, comprando cuatro cosas y escribiendo / leyendo. También hemos salido a correr un poco. Y ahora nos vamos a preparar una fondue casera y bollos de canela. 
 
¿Qué os parece? Soy así de simple y estas pequeñas cosas me hacen muy feliz.
 
Hasta la próxima.