sábado, 8 de agosto de 2020

Veranito a la noruega

Este año el verano se antoja muy diferente. Toca hacer vacaciones en Noruega o "Norgesferie" que dicen aquí. En Facebook hay un montón de grupos y la gente cuelga ideas de lugares o actividades bonitas. 
 
La verdad es que tengo morriña de familia. El plan era estar con algunos de mis hermanos y sobrinos enseñándoles Noruega justo en este momento. Pero lejos de negativizar la situación, prefiero adaptarme. Me conformo así -de aquella manera - con el intercambio de fotos veraniegas con la familia. Y no pueden faltar los whatsapps con mis amigas de Barcelona (noies, hauríem de patentar els nostres audios).  
 
También he encontrado una serie catalana en Netflix, Benviguts a la família. La verdad es que no está nada mal. Así estoy yo mezclando mis dos mundos este veranito.
 
                       Fuente:www.elperiodico.com
 
Hemos cogido dos semanas de vacaciones este verano. La primera ya la disfrutamos en julio. Viaje a Oslo, tres días y dos noches con los niños. En vez de coger el coche, nos decidimos por reservar un vagón-cama en el tren. Para la alegría de los críos, que están en la fase de marearse como sopas en el coche.
 
Paseamos por la ciudad y vimos varios museos. A los niños les hizo mucha gracia todo lo que tenía que ver con los heróes polares. Asbjørn siente fascinación por las expediciones y les ha contado muchas historias. También hemos visto la película de Amundsen y eso añade interés. Y es que en la capital noruega se puede ver nada más ni nada menos que el Fram. También cuenta con su propio museo el famoso Kon-tiki. La verdad es que una se queda con la boca abierta
 
Como poética que soy, mi rincón favorito de la gran ciudad es el Parque de esculturas de Vigeland. Me impresiona como de situaciones cotidianas y fases de la vida, puede uno hacer semejante obra de arte. Hermosa también la diversidad del barrio de Grønland (allí me compré unos metros de tela para un proyecto que tengo entre manos). Visita obligada al barrio hipster en Grunnerløkka.
 
Luego cogimos un bus y en cuatro horas y media nos plantamos en Søgne. Allí viven los padres de Asbjørn. Su padre nos obsequió con un pequeño crucero por algunas islas de la zona. 
 
 
 Y también estuvimos en una granja de alces semidomésticos.
Fue muy especial poder darles de comer y acariciarlos. Cuando los tocas es cómo si te untaras las manos con aceite de rosa mosqueta. A los críos les pareció muy curioso.


Ahora tras tres semanitas en el curro muy intensas y la visita de mi cuñado, de nuevo llegan unos días libres. El finde de semana estamos Asbjørn y yo solos. Recogemos a los niños el lunes. Así que hemos decidido mimarnos un poco estos días.

Ayer degustamos unos vaffels caseros con frambuesas y grosellas del jardín. Acto seguido nos fuimos a ver unas islitas a 2-3h de dónde vivimos. La más bonita Linesøya. No faltó el primer helado Båtis del verano. 
 
Y cómo no: Conexión mediterránea al divisar un restaurante marinero. Los ojos se me salían de las órbitas y empecé a salivar. Especialidad del día: Mejillones al vapor con apio. Para acompañar pan con mantequilla. La cosa es que mi intención era pedir medio kilo. Pero por un malentendido nos trajeron...1kg. Ningún problema en comérselos todos (ejem).
 
Hoy día más tranquilo, recogiendo los huevos de las gallinas, comprando cuatro cosas y escribiendo / leyendo. También hemos salido a correr un poco. Y ahora nos vamos a preparar una fondue casera y bollos de canela. 
 
¿Qué os parece? Soy así de simple y estas pequeñas cosas me hacen muy feliz.
 
Hasta la próxima.

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