jueves, 26 de julio de 2018

Con la cabeza llena de pájaros

Si hojeamos en cualquier diccionario la expresión "tener la cabeza llena de pájaros", encontramos lo siguiente:  Dícese de quién tiene ideas absurdas y poco reales (sentido figurado)

Si consultamos mi diccionario: Dícese de aquellas personas que saben echarle fantasía a la vida  Ahora además de seguir maquinando cosas, resulta que efectivamente flotan un montón de nombres de pájaros en mi cabeza. Y es que me he lanzado a  tomar, junto a mi novio, unos estudios de un año sobre pájaros en Nord Universitet en Levanger. En total somos 21 estudiantes.

                                       Feliz en el curso de ornitología

Son unos estudios un tanto originales. No hay que ir a clases ordinarias. El curso se divide cinco sesiones de entre 3 y 6 días. Todas se desarrollan en diferentes lugares de Noruega y un poquito de Suecia. El colofón será en la próxima primavera con viaje de una semana al sur de España.

Las sesiones contienen un día de teoría y el resto en la naturaleza.  Mucha observación y práctica junto a unos profesores apasionados por su trabajo. Nos prestan unos telescopios chulísimos y nos vamos moviendo de un sitio a otro en coche. Es muy lindo la verdad. Como aprender un idioma nuevo.

Para el aprendizaje del canto y la apariencia de los pájaros es muy importante la práctica. Por ello aprovecho la más mínima ocasión para salir de paseo. He animado a los chicos también con un par de prismáticos y un libro sobre pájaros para niños. La verdad es que ha funcionado y memorizan algunos detalles mucho más rápido que yo. Y lo más importante:  se divierten. Y como yo cuando empiezo algo, me entusiasmo hasta la médula, no ha faltado una visita la isla de Runde, un lugar fantástico para los amantes de los pájaros. 


                             Rodeada de myrull, mi flor preferida (Runde)

Conduje un buen rato a la ida y a la vuelta. Parece que ya le voy cogiendo un poco más el gusto al coche. Y es que quizás pronto lo voy a necesitar. Traigo buenas noticias.

Finalmente, tras unos meses con bastante inquietud, he vuelto a encontrar trabajo. Hasta la próxima primavera de momento. Da la casualidad que mi nuevo trabajo es en Levanger, a unos 85 km de Trondheim.  Repito en el sector público y esta vez como consultora con temas de derecho de familia. He trabajado algo más un mes y puedo decir que, aunque cansada con el tute del tren y los madrugones, me siento muy feliz. Tanto con las tareas como con los colegas. Me han acogido con los brazos abiertos y eso a una la llena de alegría. Y cosas positivas de levantarse temprano. Los pájaros están muy activos y hasta he visto un alce paseando por el puerto.

Por el resto, sigo haciendo muchas excursiones los fines de semana alrededor de Trondheim. A la cabaña o con la tienda de campaña.

                             En Urvatnnet, en una cabaña abierta para todos.

La naturaleza me hace mucho bien y allí encuentro siempre mi equilibrio. Es mi mejor cama, mi restaurante favorito y donde los pensamientos, buenos o malos, se ordenan como por arte de magia.

                                        Un lago precioso (Urvatnnet)

Ahora recién de vuelta de unas vacaciones reparadoras en mi país. Con excursión ornitológica incluída con Birding Teruel. Pronto os cuento más, pero nos hicieron un reportaje. Si os interesa, pinchando aquí podéis leerlo.

Hasta la próxima.