jueves, 15 de agosto de 2013

Nuestra barnehage

Esta semana me he pasado más horas en la barnehage de los pequeños, que en casa. Estamos en fase de adaptación de los niños a su nueva escuela. Ha sido cansado, pero he visto de cerca cómo funciona el sistema preescolar noruego. Pau ha podido venir algunos días, y los chicos la mar de contentos.

No tienen pupitres asignados para los niños. Hay varias salas, y mientras unos niños pintan, otros miran un cuento o juegan a disfrazarse. No hacen fichas. Los ratos compartidos todos juntos son para cantar canciones, oir un cuento, o salir al patio. Le dan mucha importancia a hacer pequeños grupos, y cada uno de éstos hace una actividad ya sea dirigida por la maestra, o libre. Esto es posible, porque hay mucho personal trabajando en los colegios.

La tónica a la hora de comer es la misma. En la clase del chiquitín comen seis niños y niñas de dos años juntos en una pequeña sala. Y con ellos está un chico muy agradable, que les ayuda en lo necesario

Nos han comentado que, a partir de septiembre, un día a la semana salen de paseo por la ciudad. Pero que no hay gastos, porque el transporte público es gratuito para las barnehage

Adrià empezó su adaptación ayer. Le gustó su clase, pero se pasó un rato llorando porque quería ir con el tete. Tuvo un día tan emocionante que se durmió en la escuela. Arnau lo lleva mucho mejor. Aunque hoy, que era su primer día solo, he estado un ratito con él, porque la profesora lo veía triste y no quería comer. Al final, lo he convencido, y la tarde ha ido rodada.

Hacia las dos de la tarde salen al patio, y los niños comen fruta sentados en mesas de picnic. Asimismo, todos abren su fiambrera (matpakke) con cosas que traen de casa (galletas, pan, cereales, queso, salchichas etc). Nos han recomendado que nuestros pequeños lleven la suya, porque así tienen para comer algo de su casa.

                                         Imagen de Flickr de @abrunvoll

Otra cosa sorprendente es que es habitual ver a hombres trabajando en las barnehage: Abrazando a los bebés, poniéndoles música, de paseo con el carrito. Lo veo genial. Pero me ha llamado la atención, porque en las escoles bressol de Barcelona no es habitual.

Ayer tuvimos reunión de tutoría con una traductora de español. Una señora mayor que por el acento diría que es argentina. La verdad es que fue útil. Nos preguntaron sobre el carácter de los enanos, la familia y sus hábitos. Hubo alguna pregunta sorprendente cómo qué esperábamos del centro escolar, o si nos preocupaban los virus que suelen correr por los coles.

Un detalle bonito y práctico lo tuvo la maestra del chiquitín. Se apuntó una serie de expresiones básicas en catalán para entenderle mientras aprende noruego. Hoy la profesora de Arnau se ha hecho una fotocopia de la chuleta catalán-noruego. En el caso de Arnau,  su maestra se interesó por la cultura catalana. Y nos dijo que si al mayor le apetece, podría explicar cosas a los demás niños, y  traer fotos de los castellers, el tió de Nadal...

Por cierto, la semana que viene empiezo un curso de noruego en Trondheim. En la barnehage nos dijeron que en el Ayuntamiento hacen cursos gratuitos para padres y madres con niños escolarizados, así que ¡allá voy! Estoy muy ilusionada.

Mañana tienen fiesta las fieras, así que  podrán descansar de tantas emociones. Y yo también (ejem)

¡Hasta la próxima! 


2 comentarios:

  1. me encanta! un post simplemente precioso.

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    1. ¡Muchas gracias Meri! Ahora ya estamos en la segunda fase de la adaptación. Los padres ya no nos hemos de quedar. Y cada día hacen un ratito más. Ayer tres horas, hoy cuatro y mañana cinco. Poco a poco :)

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