martes, 13 de agosto de 2013

Vuelta al cole

Ayer de vuelta al cole. Fue el primer día de barnehage del mayor de la casa, y toda la familia fuimos con él. El fin de semana tocó revisar y marcar el material escolar de Arnau. Conjunto de lluvia, gorro de entretiempo, guantes, botas de agua, y una muda. Además de rellenar un montón de papeles que pudimos entender gracias a los conocimientos básicos de noruego de Pau, y el traductor de Google

Arnau estaba como un flan, aunque disimulaba. Ayer desayunó en silencio e hicimos el camino hasta el colegio muy callados. Se notaba que le daba vueltas al tema.

Al llegar a la barnehage le dieron la bienvenida y cantaron una canción. Seguía sin decir nada, pero lo observaba todo con gran curiosidad. Luego llegó la hora de jugar, y disfrutó mucho con los Lego. Los demás niños se le acercaban y miraban. Pero cuando algún adulto se dirigía a él, se tensaba y decía "no" 



Lo peor fue la hora de comer. Le salieron todos los nervios de golpe y no se sentó con los demás ni comió. Pero el pequeño, que no perdona bocado, ni corto ni perezoso se sentó con los mayores. Acto seguido, se zampó el salmón con patatas que había para comer. Los lunes y los viernes comen caliente, y los demás días hay platos fríos. 

Hoy  les han servido unas tostadas. En  platillos había queso, salchichón, tomates cherries, pepinos, atún y huevo duro para que se hicieran su propio sandwich. Para beber, agua y leche. Arnau ha cogido los tomatitos y los ha untado en el pan. Se ha preparado su propio pà amb tomàquet. Lo bueno no se olvida. 

El chiquitín también se ha apuntado a comer y ha disfrutado como un enano con el atún. Arnau ha empezado a estar más relajado. Ha devorado todo lo que había en la mesa, e incluso se reía con un compañero. Luego ha ayudado a la monitora a quitar los platos de la mesa. Y cuando se lo ha agradecido, le ha aparecido una gran sonrisa en su rostro.

Después de comer, han ido a jugar, y se ha animado bastante con un supermercado de juguete. Los niños hacían cola y cuando les tocaba compraban las cosas a una niña, que hacía las veces de cajera. También se ha puesto una de las capas que tienen, y ha jugado a monstruos y fantasmas con otro niño. Incluso  ha estado un rato en el rincón de lectura mirando un cuento de un trol. 

De los juguetes, me han parecido curiosas unas construcciones de plástico transparente. Los críos las ponen encima de una pantalla luminosa, y se lo pasan pipa.



Hoy Arnau ha salido al exterior, y, aunque al principio le ha encantado, después se ha agobiado con la lluvia. Aquí los niños llueva o nieve juegan en el patio. Todos van equipados, y se nota que están acostumbrados a trastear en condiciones meteorólogicas adversas. Saltan como locos en los charcos, van con los triciclos a toda velocidad, hacen pasteles de arena y agua, se columpian etc. Todo de manera absolutamente natural. Él iba preparado, pero cuando las gotas de agua han empezado a caer con fuerza, ha dicho que no quería jugar más. 

Mañana tenemos reunión con el equipo docente para hablar de los niños y vendrá un traductor de español. También empieza el pequeño de la casa, a ver cómo va sin su tete cerca. 

La adaptación a la escuela será un camino largo a recorrer, especialmente por el tema del noruego. Pero, en conjunto, estoy contenta, porque hoy ha ido mejor que ayer. Y entre todos nos ayudaremos. Ya nos han dicho que sin prisas, porque todo es nuevo para él.  

Hemos estado cuatro horas, y lo mejor es que Arnau no se quería ir. No obstante, la  profesora nos ha dicho que era mejor que se fuera con ganas que enfadado.

¡Hasta la próxima!







domingo, 11 de agosto de 2013

Como un cuento de hadas

Bakklandet es uno de los barrios más pintorescos de Trondheim, cuya existencia se remonta al siglo XV. Durante la historia ha sufrido duros embates que han puesto en peligro la continuidad de la zona. Pero actualmente, es de uno los sitios más idílicos, limpios, y con buen estándar donde se puede vivir en Trondheim. 

Está conformado por casas de madera restauradas, o que conservan el estilo de siglos atrás. Ventanas con repisas llenas de detalles de cuentos de hadas. Calles estrechas con adoquinado antiguo. Miradores con vistas al río (donde los niños y yo más de una vez hemos disfrutado de unos bocadillos caseros)

Cafés, cervecerías y restaurantes coquetos se ubican allí. Os dejo una fotografía del popular Den Gode Nabo, donde se puede comer una hamburguesa y una cerveza flotando sobre el río Nid. Tiene su precio, todo sea dicho, pero para una ocasión especial vale la pena.




No pueden faltar las tiendas de estilo vintage con escaparates de revista.




Esta semana se han celebrado las fiestas de Bakklandet (Bakklandsdagene) con actividades para todos los gustos y edades.




El fin de semana los niños han sido los protagonistas. Y en Gasaparken, un pequeño parque infantil con vistas al río y mesa de picnic, ha habido entretenimiento para ellos. Ponies y caballos para pasear. Un taller para pequeños rockeros...

Tampoco ha faltado un mercado para los reyes y las reinas de la casa. Juguetes de madera. Cojines para soñar, y piezas hechas con mucho mimo, y con el colorido y la calidad que caracteriza a las prendas nórdicas.





Había algunas paradas para picar el tradicional fiskekaker (hamburguesa de pescado), o comer el típico algodón de azúcar y las palomitas de las ferias. Asimismo, frutas y verduras  lucían al sol. La cafetería-restaurante que se ve al fondo de la fotografía es la conocida Baklandet Skydsstation, y siempre está llena tanto de turistas como de locales.




Pero, sin duda, lo que más les ha gustado a los enanos es el barco de los bomberos. Ayer hubo exhibición, y el barco iba bombeando agua del río por doquier, ante la mirada atenta del público. Es el medio que se utiliza en Trondheim cuando hay algún incendio en las casas que dan al  río.




Por último,  si queréis conocer más detalles sobre la historia, así como ver fotografías de Bakklandet, no dudéis en pinchar aquí

¡Hasta la próxima!



viernes, 9 de agosto de 2013

A flor de piel

Me ha venido un poco de morriña con algunas de las imágenes que circulan por la red, con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Dí la teta a mis dos hijos y fue una experiencia inolvidable. Recuerdo cómo se le iban los ojos al mayor mientras mamaba, y se quedaba dormido en mi regazo. Y cómo le gustaba buscar el pecho cuando iba en la Manduca. 

Me viene a la mente cómo el pequeño al nacer alcanzó la teta con una facilidad innata. Cierro los ojos y visualizo sus deditos recorriendo mi piel.  Sus miradas cómplices, y aquella sonrisa de felicidad del que está a gustito. 

Y ahora aquí estamos: A punto de empezar el colegio en Trondheim. El lunes el mayor inicia la barnehage, y le hacen una pequeña bienvenida en la escuela. Son dieciocho niños en clase. Hay compañeros que ya han comenzado esta semana. Los nuevos se incorporan progresivamente durante la primera quincena de agosto (al pequeño le toca el miércoles)

Arnau está contento y nervioso. Él ha ido dos años a la escuela en Barcelona, y sabe qué es, pero le preocupa el noruego. De momento sabe decir hola (hei), gracias (takk), o muchas gracias (tusen takk). Lo mismo que una básicamente. Ya le he dicho que entre todos nos ayudaremos. Seguro que en Navidad me da clases él.

Por mi parte, os presento a mis nuevos amigos y el curso virtual que voy a empezar el lunes. Es gratuito y tiene buenas referencias. Por si a alguien le apetece aprender noruego, pinchando aquí lo podéis hacer.


Estos meses con los niños han sido intensos. Hemos tenido momentos fantásticos, jugando en la pista del barrio con piedras y palos, observando las flores, y haciendo carreras por el campo. También hemos disfrutado paseando por Nidaros, yendo a ver las bicicletas que han caído al fondo del río, leyendo cuentos bajo la lluvia...



Nos hemos regalado muchos besos y abrazos. Cosquillas en la cama. Tampoco han faltado las caricias, y esos silencios que quieren decir tantas cosas.

Pero también he sufrido agotamiento maternal.  Ese cansancio físico y mental que, a veces, te impide ver con claridad las cosas y disfrutar de la vida. Que trae días de malhumor y desgana. Gritos innecesarios. Cosas que tienen que desaparecer rápido antes de que te engullan.

Ayer leí un post de Margaret de Tela de Abrazos sobre este tema, con el que me sentí muy identificada. Lectura recomendada.

Los chicos notaban cuando no estaba bien, y mi pareja también. El pequeño me daba "petons de gasolina" (que dice él), y me preguntaba "estàs contenta mama?" El mayor me abrazaba fuerte en silencio. Por suerte, estoy de salida de todo esto, y aplicándome mi propio lema: Carpe diem!

Por cierto, en relación al estrés parental, existe un reto un tanto curioso en la red: The Orange Rhino Challenge. Consiste en cesar de gritar a los niños. Interesante. Da qué pensar. ¿Os apuntáis?

                                                     Imagen de: elpais.com

Esto es todo por hoy. ¡Buen fin de semana!







jueves, 8 de agosto de 2013

Sobre ruedas

Ya hace algo más de dos meses que los niños y yo llegamos a Trondheim. Recuerdo nuestro aterrizaje, después de una odisea de viaje. Enseguida Pau nos acompañó a la salida del aeropuerto, y compramos los tickets para el autobús.

No hice fotos, porque fue un momento de reencuentro familiar enorme después de tres meses separados. Pero disfrutamos mucho tras la ventanilla. Todo el fiordo de Trondheim a nuestros ojos. El río, el mar, las piedras, y el sol iluminándolo todo.  Además del verde intenso de las montañas. 

Viajar sobre ruedas merece la pena para conocer tierras nórdicas, y disfrutar de paisajes inigualables. No hace falta libro alguno para que pase rápido el trayecto. Sin duda, lo mejor es llevarse la cámara de fotos, y disfrutar de semejante experiencia visual. 

La primera opción es el coche, la furgoneta, o la autocaravana. En el aeropuerto y en el centro de la ciudad, existen oficinas de alquiler de las conocidas casas Avis y Hertz. Si venís en ferry, podéis traer vuestro propio vehículo. Imagino que recorrer las carreteras noruegas en motocicleta debe ser una sensación única en verano. Recuerdo lo que disfrutábamos Pau yo con nuestra Piaggio, y era un simple ciclomotor

                                         Imagen de Héctor Rodríguez

Si queréis olvidaros de conducir y estar absolutamente relajados, no os podéis perder los recorridos maravillosos en tren, que ofrecen los Ferrocarriles Nacionales de Noruega (NSB

Los billetes resultan algo caros, pero al menos una vez en la vida merece la pena probarlo. Además, hay algunos descuentos para familias, entre otros, que podéis consultar en su web. Si queréis ver trols, zonas rurales y ciudades como Oslo o Trondheim la ruta de Dovre os encantará.

Asimismo,  recomiendo que echéis un vistazo a las excursiones que se ofrecen en los fiordos, especialmente merece la pena el paquete Norway in a Nutshell.  Si vais con peques, una ruta cortita y preciosa es la del Tren de Flam (Flamsbana)

                                                                     Imagen de Davesandford

Otra opción rodada, más económica, son los autocares y los autobuses. Hay numerosas compañías que realizan rutas por todo el país. Se tarda más horas que con el tren, pero igualmente se disfruta de la naturaleza. Podéis mirar destinos en la web de Bussekpress. Para la ruta de los fiordos también tenéis la flota de Fjord1.



Como soy novata en tierras nórdicas, seguro que me dejo cosas, así que estaré encantada de leer vuestras aportaciones viajeras


¡Hasta la próxima!



martes, 6 de agosto de 2013

Campo y ciudad

Desde que estamos aquí tenemos el campo alcance de la mano. En Trondheim, hay grandes extensiones de verde muy cerca del asfalto gris de la ciudad.  De hecho, lo urbanita se mezcla con lo natural continuamente. En invierno, las praderas cambian el color a blanco, y se convierten en pistas de esquí improvisadas. 

Un ejemplo son los jardines que hay debajo de la fortaleza de Kristiansten. Fuimos el domingo. Caminamos unos veinte minutos desde casa, y allí nos plantamos los cuatro.

Nos quedamos boquiabiertos ante semejante inmensidad de espacio verde y diáfano. Se pueden jugar como tres partidos de fútbol a la vez. Huele a libertad, como decía una amiga de la facultad, pensé cuando llegamos.

Como aquí llueve con frecuencia, es habitual encontrar setas por doquier, incluso en las aceras, donde es curioso ver como crece el musgo también. A continuación, una foto de nuestro primer hallazgo.


Como no somos caçadors de bolets, únicamente estuvimos fotografiando el ejemplar blanco. Explicamos a los niños lo que son las setas, y que no pueden comer ninguna, excepto las que se compren en el mercado. Escuchaban los dos atentos. A ver si un día vamos con un experto/-a en el tema, y podemos aprender cosas toda la familia. Recoger setas los cuatro sería la mar de divertido. Pero hay que tener conocimiento de causa.

Por cierto, si alguien adivina qué tipo de seta es la de la fotografía, estaré encantada de saberlo.

A medida que íbamos caminando por la pradera, encontramos un pequeño bosque de pinos y plantas silvestres. Estaba junto a una de las escuelas internacionales de Trondheim. Todo un lujo poder aprender rodeados de naturaleza en estado puro.

Nos adentramos. Los chicos se emocionaban con las pendientes. Decían que eran escaladores. También divisamos piñas mordidas. Pero no a las ardillas. Tendremos que volver a ver si hay suerte, y las vemos en acción.



Por último, llegamos a una parte llena de zarzas. Encontramos moras. Recuerdo de pequeña cuándo íbamos a buscar con mi madre, y hacía mermelada casera. La guardaba en botes de cristal con la típica tapa metálica de color oro, o de cuadros rojos y blancos. Mis hermanos y yo nos chupábamos los dedos.



Ah, bajando por el camino del bosque, se llega a Bakklandet, un barrio muy pintoresco y coqueto de la ciudad. Esta semana está de fiesta, y las calles lucen aún más de lo habitual. Aquí tenéis el programa de actividades

Hoy me despido con pensamientos dulces. ¡Hasta la próxima!

domingo, 4 de agosto de 2013

Rico, rico

Del 1 al 3 de agosto se celebró en Trondheim el Trønsderk Matfestival (Festival Culinario de Trøndelag) Coincidió con los últimos días del Olavfestdagene, y el centro de la ciudad estaba en plena ebullición de gente de todas las edades.

Me sorprendió gratamente el Matfestival. Todas las paradas, aparte de vender sus productos, ofrecían algún tipo de manjar gratuito en platillos: Queso, salmón, mejillones, y sashimi fueron los más exitosos para los pequeños. Adrià deslizaba sus manitas entre la gente para alcanzar la comida. Se relamía y me decía "mama això està molt bo"  



Lo que más me llamó la atención fue el protagonismo de los niños en el festival. Había stands en que decía que preparaban  tapas exclusivamente para ellos. Y carteles alegres de bienvenida.



No podían faltar talleres infantiles para aprender a preparar pan (aquí es típico hacer pan casero), o batidos de fruta (en Trondheim son muy populares los smoothies)

La carpa favorita de las fieras fue una de temática marina de Hitra og Frøya Al entrar les hicieron una foto. A continuación, cada uno recibió una tarjeta de pescador con su foto, y una gorra azul celeste. Estaban muy orgullosos. Luego fueron a una pecera instalada allí mismo, donde pudieron observar todo tipo de peces y crustáceos vivos. También disfrutaron un buen rato de la zona para dibujar y colorear.




Me pareció curioso un espacio para los niños que se llamaba algo así como "Rellena tu fiambrera gratis" Los críos cogían brócoli, pepino y zanahoria, y lo metían entre dos rebanadas de pan Bimbo con salsa. Algunos lo guardaban en un tupper, y los más hambrientos se lo iban comiendo por el camino. Un bocadillo saludable, sin duda. Los míos no quisieron probarlo. Supongo que cuando empiecen la barnehage ya se acostumbrarán. El día que fuimos de visita, la profesora estaba preparando bocadillos similares a los alumnos.

También había cursos de cocina de pago que tenían bastante éxito, a juzgar por la cola que había para entrar. Y otros gratuitos en directo en un escenario al aire libre. Hubo un día con exhibición de barbacoas. Todo un mundo.

Pude constatar que en Noruega tienen una gran variedad de marisco y pescado, aunque las recetas de cocina no sean tan apetitosas como las de nuestro país. En cuanto a carne, probé una hamburguesa de ciervo, y la verdad es que estaba rica. Otro producto que destacaba era la cerveza artesanal. Y también el queso, que lo mezclan con una salsa agridulce y no está nada mal.

Para finalizar, si pincháis aquí podréis ver un vídeo precioso de las actividades infantiles del festival. Delicioso.

¡Hasta la próxima!












viernes, 2 de agosto de 2013

Cabins

Viajar a Noruega impone, entre otras cosas, por el precio del alojamiento. Pero como en todas partes, se puede estar aquí por poco dinero. 

Hoy os hablaré de las cabins. Son cabañas situadas en plena naturaleza. Paisajes impresionantes y tranquilidad. Desconexión asegurada.

Imagen vía Flickr Aitor García Viñas

La primera ventaja es su precio. La segunda la calidez. Y la tercera la comodidad. Las mismas están divididas en estrellas, que indican los servicios que se ofrecen. La máxima puntuación vendría a ser el equivalente a un apartamento con todas las comodidades. Todo depende del presupuesto, y de las cosas que uno necesite.

Es un tipo de alojamiento muy utilizado por los propios noruegos para hacer turismo interior, y por los extranjeros que vienen de vacaciones. El precio por noche y cabaña empieza a partir de los 60.-€, y va subiendo en función de los servicios ofertados y el tamaño de la cabaña. Son ideales para todos los públicos, parejas, grupos de amigos y familias.

En la web de la Asociación Noruega de Trekking encontraréis un montón de cabins. Asimismo, hay información sobre diferentes rutas, cursos y actividades para todas las edades. Si pincháis aquí, también podréis encontrar rutas para practicar senderismo.

Si os apetece algo especial, las cabañas de los pescadores (rorbu) son una buena elección. Hay que reservar con bastante antelación, porque están muy solicitadas. El precio medio por noche y cabaña, 75.-€. Como siempre puede oscilar en función de los servicios que ofrezca el alojamiento. Aquí tenéis dos fotos preciosas del Flickr de Melisa Toledo




Por último, para los más urbanitas, existen cabins cerca de las ciudades.  De esta manera se puede mezclar campo y ciudad a poca distancia. Un ejemplo sería el camping de Storsand, a solo 17 km de Trondheim, y con una amplia gama de servicios, o el Flakk Camping situado al este del fiordo de la ciudad. 

Cuando volvamos a tener unos días de vacaciones, queremos probar las cabañas con los chicos. Con tanta naturaleza al alcance de la mano, estamos seguros que lo van a disfrutar, y los papis también. Ya os contaremos qué tal ha sido la experiencia.

¡Buen fin de semana! ¡Felicidades, Pablo!