Acabé el 2021 estrellada, pero si algo me ha traído el 2022 es una nueva oportunidad. Mi cuerpo empieza a responder a los estímulos y no puedo estar más agradecida por ello.
Tomando el sol a la noruega y disfrutando de las vistasCuando me levanto es sin duda el momento más crítico del día. Los pensamientos sobre cómo irá el día se hacen una montaña con frecuencia.
Estas últimas semanas estoy leyendo un libro que me está ayudando con diversas técnicas en cuanto a pensamientos y estrés. Esto a la espera de empezar con una oferta de salud de la empresa y otra de la sanidad pública en pocos días.
Cada mañana al despertarme cuando los pensamientos me intentan sabotear el día, respiro profundo, me miro al espejo y me digo: A refrescar la cabeza afuera. Llevándoles la comida a los animales, o simplemente en su compañía he encontrado una buena solución para canalizar estas situaciones de una forma efectiva. A Asbjørn también le gusta mucho. Son ratitos hermosos que pasamos juntos durante el día. Cuando están los niños es un gozo ver cómo disfrutan y aprenden junto a los animales.
Capitán llegó hace unos meses al gallinero. Es amable y se emociona mucho cuando llevamos snacks como maíz. Se los ofrece con gran orgullo a las gallinas. Es como una fiesta y me saca el malhumor de golpe.
Luna y Stjerna encima del armario de mi oficina casera. Siempre hacen buena compañía mientras teletrabajo entre otros momentos. Hoy he vuelto al trabajo al 50%. Estaba muy nerviosa al amanecer, pero la verdad es que ha ido bien y me acordaba de las cosas mejor de lo que creía.
Ir de excursión con frecuencia me está ayudando mucho. Me siento orgullosa porque al fin me he lanzado a ir con las raquetas de nieve yo sola. Casi cada día desde que el año empezó. Una excursión de entre hora y tres horas (dependiendo del día) que me da la vida.
Me doy algunos pequeños lujos en mis excursiones. Como chocolate negro relleno de limón y jengibre. Buenísimo. Y sabe aún mejor cuando una ha estado en movimiento.
Me siento estupenda en la naturaleza. Me encanta escuchar el ruido de la nieve bajo las raquetas y a los pajaritos canturreando. El otro día fue emocionante captar el sonido de mi corazón mientras caminaba a buen paso. Retumbando en mis oídos, en mis muñecas. La garganta vibraba. Me sentí muy viva.
El sol ahora está muy bajo. Esto regala colores inigualables en el cielo. En tres horas se puede pasar del gris, al rosado, azul eléctrico, amarillo o rosa fucsia. Un lujo visual.
Me despido por ahora con este par de fotos tomadas en mi última excursión.
Hasta la próxima.
Linda y honesta ♥️
ResponderEliminarMuchas gracias preciosa. Un abrazo grande🤗😘
EliminarHola! Llevo tiempo leyendo Tu blog, pero hasta ahora me ánimo a comentar. Tan bonita reseña y bonitas imagenes nos has compartido. Saludos (^v^)
ResponderEliminarMuchas gracias Mizy. Me alegra leer tu comentario. Saludos.
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