viernes, 21 de febrero de 2014

Crecer en Trondheim

Esta semana la ciudad esta llena de niños. Es vinterferie (vacaciones de invierno) para los que ya van a la skole. Hay muchas familias paseando y comprando. De hecho, es una imagen habitual ver a la gente cargada con bolsas de diferentes tiendas. Para mi gusto hay un consumismo excesivo, cosa que me recuerda a mi Barcelona natal hace algunos años.

Asimismo, la mayoría de noruegos dispone de un móvil de dimensiones considerables. Los chicos parece que se han quedado con la copla, porque hace un par de días que me piden que les compre uno (ejem) Las tablets y  los ordenadores portátiles también tienen mucho éxito en Trondheim.  Es normal ver a alguien sentado en una escalera de la calle con su tablet. Y cómo de repente, la deja a un lado, mientras da un sorbo de té. Lo mejor es que no pasa nada.  

                                          Imagen de Flickr de Juanki Pamies Alcubilla

Otra cosa que también me llama la atención es la cantidad de personas, que se hacen socias de alguna ONG. En el centro siempre hay entre dos y cuatro personas de Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras u otras asociaciones (especialmente relacionadas con la infancia o con países en guerra) Es curioso, porque se observa a más de uno y de dos dando su número de cuenta bancaria. Se percibe un interés general por las causas sociales.

Todo ello contribuye a pensar que, de momento, la economía noruega va bien. No obstante, y, aunque no quiero ser pájaro de mal agüero, creo que el tema inmobiliario en Trondheim es preocupante. Los precios de la vivienda son exagerados. Este año al parecer han retrocedido. Pero las ventas son una locura. Como cuando en España había colas para ver un piso, y lista de espera para firmar en la notaría. En general, cuando preguntas, nadie atisba peligro en ello. Y todo hay que decirlo: En Noruega existe un fondo de previsión social para cuando las cosas no vayan tan bien. Además se invierte mucho en educación e investigación. Aún así, tengo la mosca detrás de la oreja.

Hablando de temas científicos, hace poco conocí a una chica española, bióloga, que está haciendo su postdoctorado en la ciudad. Me admira el brillo en sus ojos cuando habla de su trabajo. Realmente, las personas con destreza en las manos, ya sea en el terreno quirúrgico, o artístico, me maravillan.

Por otro lado, esta semana me he enterado que los niños no tienen notas en la escuela en toda la primaria. Es decir, empiezan a recibir calificaciones formales de las asignaturas a partir de los trece años. Este tema no está exento polémica en Noruega. Hay quién piensa que se les da demasiada libertad a los pequeños. Por contra, hay quién cree que es importante que crezcan sin presiones. Ya habrá tiempo de que pasen por exámenes.


Lo cierto es que es absolutamente diferente de Cataluña, donde recuerdo que a mis seis años, mis padres recibían boletines con mis calificaciones en matemáticas, lengua...No deja de chocarme el sistema educativo noruego, pero tengo que decir que me gusta. Lo reconozco, el efecto Peter Pan me encanta. Creo que cuando nos hacemos mayores nunca deberíamos perder el niño que fuimos.

¡Hasta la próxima!

2 comentarios:

  1. Me parece excelente que no tengan notas.
    Como maestra de matemáticas me odio al ponerles malas notas a mis alumnos que sé que trabajan mucho pero que se les complica. Los desanimo muchísimo :(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu aportación. Las matemáticas eran mi cruz de niña. Salí de letras ;)

      Eliminar