viernes, 28 de febrero de 2014

Una mosca en Noruega

Ayer la divisé desde la cama. Nunca pensé que vería un insecto tan veraniego en pleno invierno en Trondheim. Y es que el tiempo está loco. No hace frío. Hoy por ejemplo estamos a cinco grados positivos, y luce un sol espectacular. La semana que viene hay un campeonato de saltos de esquí en la ciudad, y la nieve parece haberse mudado a algún lugar muy, muy lejano. 


Tan extraña es la meteorología que los virus ya han hecho estragos en casa. Empezó el domingo el pequeño, y hoy están acabando con el tema el mayor y mi marido. Sólo falto yo. ¿Me libraré? Por lo pronto, hoy nos perdemos el Carnaval. No obstante, a los pequeños no les falta imaginación y han montado una playa improvisada para sus Lego en casa.



Aunque la mayoría de los crios tienen una fantasía desbordante, nunca están de más los sitios pensados para ellos. Es el caso del Café Au Lek de Trondheim. Lo abrieron hace medio año aproximadamente. Está lleno de madres, padres, bebés y niños. Pinchando aquí podéis ver un vídeo del lugar

Por cierto, Arnau ya está inscrito en la escuela "de mayores" del barrio para el curso 2014-15. El día de la inscripción hubo una fiesta de bienvenida con fruta para los enanos, café y té para los padres. Lástima que sólo pude ir yo, porque los hombres de la casa estaban bajo mínimos. 

Finalmente he acabado el curso de noruego. Aunque el siguiente nivel empieza la semana que viene, me tomo una pausa. Necesito asentar los conocimientos, porque han sido muchas horas del tirón. Y además ha coincidido en un momento en que tenemos a personas queridas en situaciones muy difíciles. 

Eso sí, los resultados del estudio intensivo los voy notando. Empiezo a entender el idioma, y a entablar conversaciones un poco más largas. Hace unos meses usaba mucho más el lenguaje corporal. Ahora se trata de ir cogiendo cada vez más soltura, e ir incrementando mi vocabulario y expresiones. Seguiré yendo a todos los eventos de la ciudad para seguir practicando, y disfrutar de buenas experiencias.

Por último, ayer hubo un fenómeno que me recargó las pilas de esta semana tan desastrosa a nivel de salud y sueño. Nada más y nada menos que: ¡Mi primera aurora boreal en Noruega! La foto es de Pau en el jardín de casa. Podéis leer su crónica aquí   


¡Hasta la próxima!

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