domingo, 5 de abril de 2015

Aún más al norte

Pasó la Pascua y con ella nuestro primer viaje rundt i Norge. Tras casi dos años aquí, finalmente llegaron nuestras primeras vacaciones de turismo interior. Inspirados por un reportaje de Life in Norway, nos decidimos por la zona de Bodø. Es la zona más al norte que se puede alcanzar con tren.

Bodø fue practicamente destruída en la Segunda Guerra Mundial. Por ello, si bien la ciudad en sí no tiene un particular atractivo arquitectónico, es de un enorme interés histórico. Por la zona vimos diversos bunkers. Y lo mejor es que la ubicación de la ciudad y pueblos cercanos es excelente para escapadas llenas de naturaleza.

Hace cosa de un mes compramos los billetes para el tren nocturno Trondheim-Bodø. Los chicos estaban muy emocionados pues suponía pernoctar allí. El tren partió a las 23,40 de la noche del domingo pasado y a las 9,30 del lunes nos plantamos en Bodø. Si bien no dedicamos mucho tiempo a recorrer la ciudad, me sorprendió que hubiese mucha más variedad de tiendas que en Trondheim.

                                          Tren Trondheim-Bodø. Foto: Robert Estalella

Mis suegros nos acompañaron en nuestra ruta. En el tren ellos  se alojaron en un compartimento con el mayor y Pau y yo en otro con el pequeño.  Las camas eran bastante cómodas y dormimos todos del tirón con el traqueteo. Toda una aventura.

A eso de las siete ya nos despertamos para disfrutar de vaffels, un zumo y un cola-cao calentito (kakao), mientras nuestros ojos se deleitaban con hermosos paisajes nórdicos.

                                          Desayuno en el tren. Foto: Lidia Monfort.

Dos horas después llegamos a Bodø. Mientras Pau recogía el coche de alquiler en el aeropuerto (está en la misma ciudad), el resto tomamos un brunch revitalizante en el centro de Bodø. 

Nos alojamos en un rorbu (tipo chalet) de un  resort de pesca situado a una media hora de Bodø en coche. Las vistas a un fiordo con montañas nevadas en plena "hora azul" (blå time): impagables.

                                   Vistas de una de  las ventana del rorbu. Foto: Pau Estalella

El rorbu contaba con comodidades diversas como por ejemplo, suelo radiante. El baño estaba dentro. También había nevera y fogones para cocinar. Asimismo tenía dos dormitorios y un altillo habilitado a modo de dormitorio también. Yendo con mis suegros y los chicos resultó lo más práctico. Y la relación calidad-precio buena. En teoría había wifi gratuito, pero no funcionaba. Y fue mejor porque sin internet y en plena naturaleza es cuando una desconecta de todo.

                                         Buenos momentos en el rorbu. Fotos: Lidia Monfort.

Nos faltó vivir una experiencia como pescadores allí mismo, pero como está en nuestros planes volver algún día, todo se andará. No obstante, aquí nos tenéis haciendo un pequeño tur por la zona de las cabañas.

                                       Momentos de silencio de una belleza increíble
                                                    Foto: Robert Estalella.

Estuvimos allí tres días y cuatro noches. Muy tranquilo y con mucho espacio para que los niños jugaran. Se lo pasaron pipa saltando en los charcos y haciendo pompas de jabón.

                                         Terraza de la cabaña. Foto: Lidia Monfort.
                                                 

El primer día visitamos la montaña más cercana. Algo improvisado pero fantástico, pues topamos con un paisaje inefable. Visitamos varios lagos helados de gran tamaño. En la familia unos más atrevidos que otros atravesaron los lagos sin el menor problema.

                                          Caminando y patinando. Foto: Pau Estalella.

Durante nuestras excursiones nos llevamos bocadillos caseros e improvisamos un restaurante en la montaña. También bebimos zumo de naranja como todo noruego que se precie en Pascua. Por la noche Pau y mi suegra cocinaban cosas ricas en la cabaña y jugábamos a cartas.

                                          Ut på tur, aldri sur. Foto: Lidia Monfort

Ya el segundo día y el tercero fuimos directos a las recomendaciones de amigos noruegos. Disfrutamos mucho de las corrientes marinas y el viento de Saltstraumen.

Y también de su faro oxidado y el encanto de las casitas del puerto.

                                    Con mis chicos en Saltstraumen. Foto: Pau Estalella.

El tercer día nos acercamos hasta Kjerringøy. Playas salvajes en medio del Atlántico hicieron las delicias de los niños.

                                         Las algas noruegas son lo mejor del mundo :)
                                                       Fotos: Pau Estalella

El contraste de las altas montañas con el mar es indescriptible. De esas imágenes que cortan el aliento a una.


                                          Playa noruega. Foto: Lidia Monfort.

En las fachadas de muchas casas había pescado secándose al aire libre.

                                       Puerto de Saltstraumen. Foto: Lidia Monfort.

Todo ello con la emoción añadida de coger un ferry para llegar hasta allí. 

                                                    Un par de curiosos. Foto: Lidia M.

Asimismo condujimos algunos kilómetros más desde Kjerringøy hasta acabar la carretera. Una ruta panorámica magnífica. He aquí las coordenadas con el punto más al norte que alcanzamos:  67°35'35.9"N 15°03'55.4"E

Todo lo bueno se acaba y llegó el turno de volver a Trondheim. Elegimos la opción de tomar el Hurtigruten. El horario fue lo peor. El barco partió de Bodø a las cuatro de la madrugada, aunque pudimos embarcar dos horas antes. Entramos bastante zombies. Eso sí, mereció la pena la experiencia.

Zarpamos rumbo Trondheim con el barco Midnatsol ("Sol de Medianoche")

                                  
                                      Foto: Robert Estalella

El trayecto fue de veintiséis horas. La mitad más o menos fue tiempo de sueño.  La otra mitad disfrutamos en plan "Vacaciones en el mar" : leyendo, jugando a cartas, tomando fotos o simplemente mirando el paisaje a través del vidrio. No faltó alguna cervecita que otra. Y celebramos los siete años del mayor con una cena especial en una de las cafeterías del barco.

                                  Cerca de Bronnøysund. Foto de Pau E. tomada desde el barco.

Los camarotes del barco muy cómodos y el desayuno rico y variado. Eso sí, echamos de menos más rincones pensados para los niños, pues sólo había uno en una de las cafeterías.

Ahora ya mañana de vuelta a la rutina. Pero maquinando nuevos viajes alrededor de  Noruega.  Y ya en pocos meses llegará el verano en España.

¡Hasta la próxima! ¡Feliz Lunes de Pascua a todos!







14 comentarios:

  1. Me encanta!! Qué viaje más bonito por favor!!! Y el dormir en el rorbu me encanta, yo cuando me enteré de que se podía hacer me pareció una forma buenísima de dormir fuera, porque desde luego de hotel acabas dejándote un riñón, jejeje...
    Fan fan total de vuestro viaje. Enhorabuena por la entrada, es genial!
    Besos desde Bergen

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    1. Gracias Irma. Me alegro que te haya gustado la entrada. La verdad es que viajar por Noruega no es barato, pero mirando opciones se puede organizar un viaje bastante económico y disfrutar de la naturaleza tan bonita que tiene este país. Besos desde Trondheim.

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  2. Una maravilla de relato. Me encanta tu blog y todas tus entradas relatando tu nueva vida en Noruega.

    Mil gracias por deleitarnos.

    Un agrazo GRANDE. :)

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    1. ¡Qué ilusión me hacen tus palabras! Un placer que me leas y lo disfrutes. Un abrazo grande para ti también.

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  3. Estupendo y maravilloso reportaje :) He recordado mi tierna infancia con el viaje en Hurtigruten incluído. Nosotros nos apeábamos en Sandnessjøen por eso que está entre Brønnøysund y Bodø. Jaja, y la rorbu de mi tío tampoco tenía Wifi...Estaba llenos de trastos para pescar, una litera y una vieja cafetera. Y olía, como no, a bacalao seco. Me acuerdo que las boyas entonces eran de vidrio y yo jugaba a predecir el futuro, se ve que iba para bruja :)

    Ya nos contarás el siguiente destino.

    Besazo

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    1. Merci Toril! Me encanta cuando hablas de tu infancia porque la relatas de una forma tan cercana que es como si pudiera tocarla. El rorbu era en un sitio pesquero pero no olía a bacalao dentro ya que está preparado para turistas jejeje. Eso sí había una tienda con los artilugios más variopintos para la pesca. Si tienes fotografías de aquél entonces me encantaría verlas.

      Ahora estamos pensando en destinos para la próxima Pascua y uno que suena mucho es Svalbard. Pero hay que ahorrar.

      No obstante, mientras llega la próxima Pascua nos gustaría explorar otros destinos en Noruega más asequibles.

      Un besazo, preciosa.

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    2. De fotos de Nordland, tengo algunas, y en soporte papel. A ver si escaneo alguno y las utilizo en algún post.

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    3. Estoy deseando verlas, Toril. Un abrazo dominguero.

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  4. Qué gozada de viaje y de relato Lidia!!
    Disfruto mucho con tus entradas en el blog y las aportaciones que haces como familia con peques!! Las agradezco mucho porque es una pasada verlos disfrutar también a ellos :)
    Gracias por compartir y sembrar nuestro gusanillo viajero :)

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    1. Me has emocionado Montse. Me alegro mucho que disfrutes lo que escribo. Un abrazo.

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  5. Vaya aventura, que paisajes más impresonantes.

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  6. Qué lindas fotos! Y qué bueno tu blog, acabo de leer varias páginas y es súper interesante leer sobre Noruega desde tu mirada. Yo soy de Oslo pero vivo en Argentina (por eso noruegaenargentina.com) y me encanta leer blogs de personas de otros países que viven en Noruega. No debe ser muy fácil... Buenos Aires es una ciudad muy loca pero en muchos sentidos creo que es mas fácil llegar acá porque la verdad los argentinos te reciben muy bien. En Noruega la cultura es mucho más cerrada obviamente.

    Jeg gleder meg til aa lese mer av bloggen din!

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    1. Enhorabuena por tu blog también. Te iré siguiendo. Sí que es cierto que aquí la socialización es bastante más lenta que en países donde se habla español, pero en cuanto surge una amistad es de esas que perduran en el tiempo. Jeg gleder meg til å lese bloggen din også! Klem.

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