lunes, 10 de junio de 2013

Mami full time

Ahora que estoy de mami full time, mientras no empieza la escuela trato de optimizar recursos para que los niños lo pasen bien. Y yo también, para qué engañarnos. 

Provisionalmente, se ha desmontado mi doble rol de trabajadora por cuenta ajena y de madre (trabajadora también, una cosa no quita a la otra). Hay que cambiar el chip. Reinventarse o morir.

El día entre semana lo empezamos con un buen desayuno en la cocina. Me trae muchos recuerdos de infancia poder hacer vida en ella, pues cuando era pequeña en mi casa era así. Todos sentados en una mesa comiendo y riendo, o mi hermana y yo haciendo los deberes. También abriendo regalos de cumpleaños o recibiendo alguna que otra charla de mis padres, de esas que sólo entiendes cuando eres mayor (sobretodo ahora con hijos)

Luego salimos a jugar un rato al jardín, y más tarde entramos a casa a pintar dibujos o a hacer manualidades caseras. En el caso del mayor, se dedica a hacer también las tareas que nos dejó su maestra,  Dolors, a la cual tiene presente con mucha ilusión, junto a sus amigos del Pràctiques 2.

Alguna tarde vamos a recoger a Pau al trabajo y así nos acercamos al centro. Éste está lleno de vida y hay mucho comercio. Sobretodo peluquerías, supermercados, y tiendas de ropa deportiva. Y unas cafeterías estilo vintage, en las cuales aún no me he atrevido a preguntar el precio de un café. 

¿Qué más? Mucha gente en bicicleta, haciendo footing, con un café en la mano...La preciosa catedral de Nidaros, las vistas al río y un cementerio absolutamente pintoresco. ¿Qué se echa de menos? Parece mentira pero no hay ni un bar Manolo, ni un Todo a 1 euro, y el Decathlon tampoco existe. Grandes referentes los míos pensareis. Pero es algo que me ha llamado la atención.

Los días  que no bajamos al centro los sustituimos por pequeñas salidas por el barrio, que tiene muchas zonas verdes y una pista de fútbol grande al aire libre.

Pero no me quiero dar todo el mérito, porque ayer por la tarde surgió de los pequeños la idea de un picnic improvisado en el jardín. Arnau lo preparó todo. Consistió en una merienda infantil a base de galletas Oreo y leche, a la que Adrià accedió encantado. Para muestra un botón.


Y luego a Pau le tocó afrontar la subida de azúcar...



¡Hasta pronto! Un abrazo desde Trondheim.

2 comentarios:

  1. jajajaja, que guapos!
    no te procupes que picnics y bbq tendréis para rato!
    besetes

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  2. ¡Gracias Meri! Ya hay ganas. En breve, espero poder colgar fotos de nuestra primera bbq. Petonets!

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