jueves, 19 de junio de 2025

Hablar con las plantas

Flores y plantas me han acompañado de una manera especial estos últimos meses. Por fin puedo decir que he pasado el primer año del estudio de jardinería. El examen duró cinco horas. Todo práctico excepto una media hora oral. El examen práctico fue en grupos de cinco. Toda una experiencia. 

                                     El hermoso rododendro de la escuela

Estudié y practiqué en casa. Luego tuvimos tres días en grupo para practicar como colectivo.  Nervios, risas y lágrimas pero lo logramos. En la prueba tuvimos que plantar árboles, hacer esquejes, de peluqueros de plantas churruscadas...Y por si fuera poco, de expertos en malas hierbas.

                                           Flores de manzano en la escuela

Cuando me tocó el examen oral estaba bastante inquieta. Como buen libro abierto que soy y por la química que ya nos une, mis compañeros lo notaron. Una estudiante del grupo me dio un abrazo y me hizo un pequeño masaje capilar antes de que entrara. La verdad es que me conmovió y me encantó a partes iguales. 

Fue mucho mejor de lo que creía dentro de mí. La profesora y el censor me hicieron sentir como en casa. Tenían la mesa y las etiquetas con diferentes temas en medio de un invernadero de la escuela. Olía de maravilla y ambos eran cercanos y acogedores. Koselig! Entonces di rienda suelta a todo lo que sabía. 

Ahora ya con ganas de empezar el segundo y último año del estudio de jardinería en agosto. Será más práctico aún y eso me llena de ilusión. De momento y mientras espero, estoy en prácticas de jardinería cerca de casa. Dos días a la semana en un invernadero local. Os cuento pronto en otra entrada.

 
Este año aprendimos a cultivar patatas con la ayuda de un pequeño tractor y una máquina de poner patatas

Para celebrarlo, de camino hacia casa, me regalé una sopa de bacalao y unos mejillones en el mercado del pescado de Bergen. Estaba como flotando. Dormí como un lirón en un albergue allí, pues tenía el vuelo al día siguiente. Pernocté en una habitación compartida con otras dos chicas, ambas desconocidas. Una americana y otra japonesa, muy amables. Una pequeña aventura backpacker para mí. 

Al día siguiente llegué a Trondheim, agotada pero muy feliz. Asbjørn me esperaba con vino y chocolate. Y dos días después nos fuimos dos días y una noche a acampar a la zona de Innerdalen. Con excursión y visita a un arboretum incluída. A celebrar la vida, que es bien valiosa.


Hasta la próxima 

No hay comentarios:

Publicar un comentario