Amanezco con los pies siempre fuera del nórdico. Por la noche antes de acostarme siempre lo pongo vertical y por las mañanas no recuerdo cómo lo he girado 90 grados. Curioso. Suena la alarma a las 6.45, y me acurruco debajo. Cinco minutos más pienso... Siempre son diez, pero mientras admito que le echo un ojo a las noticias y demás con el móvil. Está muy oscuro y da mucha pereza levantarse.
Voy a tientas al lavabo y me lavo la cara. Tipo gato, así que no me despierto mucho. Me miro al espejo y atino a ver mi pelo ondulado y enredado. De hecho me gusta más que cuando me lo peino. Pero probablemente debe ser una ilusión óptica de lo dormida que estoy. Soñando despierta voy.
Enciendo unas velas y despierto a los niños. El pequeño siempre se levanta muy contento. En cambio el mayor es como yo. Necesita su tiempo para volver de los sueños a la realidad. Preparo desayuno, matpakkes, ropa... Ahí ya estoy completamente despierta.
Cuando regreso de la escuela cada día es un mundo. Un día tengo a una alumna a través de Skype, otro día soy yo la alumna, otro bajo al centro a hacer gestiones. Hoy me han suspendido la clase de noruego, así que estoy en casa. Preparo las lecciones de español para mis alumnos particulares, hago mis tareas de noruego, miro oportunidades laborales, gestiono el correo del club de mujeres. Escucho mil y una canciones. Bailo. Algún rato chateo. Miro cosas en internet. Y ahora que ya acabé con el yoga pronto voy a empezar con este libro de pintar para adultos (imagen extraída de glyndendal.no)
No me importa que salga el sol tarde (8.30) y se haga oscuro temprano (15.30). Té o chocolate calentito, buenas lecturas y películas, jerseys nórdicos (¡estoy perdidamente enamorada de ellos!) y velas por todas partes. Esa es mi receta. A veces también salgo a dar un paseo por el barrio. Y me doy cuenta que me he vuelto un poquito nórdica. Me gusta que haga frío. Usar el protector labial y sentir cómo pasa el viento por mis ojos y mejillas.
Esta es también una época en que la gente se invita mucho a las casas. Hasta Navidad tengo cuatro invitaciones para celebrar la julebord (mesa de navidad). Ya os contaré. La primera es este sábado.
El primer año durante el mørketid (tiempo de oscuridad) me dormía por todas partes y estaba agotada, el segundo algo menos. Este año tengo que admitir el otoño en Trondheim está siendo muy hermoso. Absolutt deilig.